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El pragmatismo de Carlo Ancelotti

La legitimidad de la victoria no radica en la manera de llegar a ella sino en los méritos contraídos para conseguirla.

El inicio de liga mostró a un Real Madrid que practicaba un fútbol muy ofensivo, con una presión alta pero desajustada que hacía sufrir al equipo en las transiciones defensivas. Aunque la historia gloriosa del club y el siempre exigente Bernabéu parecerían demandar un juego vistoso y atractivo, Ancelotti optó tras la derrota ante el Español, en el que fue junto al de Getafe el peor partido del año del conjunto madridista, por un planteamiento más defensivo y pragmático que pretendía buscar el tan ansiado equilibrio y potenciar las cualidades de jugadores como Vini Jr o Rodrygo, cuya velocidad se adapta como anillo al dedo a un juego más basado en el contraataque.

Racha de victorias

Esta forma de jugar hizo que el Madrid encadenase una prolongada racha de victorias, lo consolidó en la primera posición de la liga española, le hizo superar con solvencia la fase de grupos de la Champions League tras el tropiezo en el Bernabéu contra el Sheriff Tiraspol, pasar la primera ronda de la Copa del Rey ante el verdugo del año anterior, el modesto Alcoyano, y ganar la Supercopa de España tras superar en la prórroga de las semifinales al Barça de Xavi y en la final al campeón del año anterior, el Athletic Club.

Fundamentalistas del fútbol de posesión

Pese a ello, los fundamentalistas del fútbol de posesión no se cansan de poner en duda la legitimidad del éxito del equipo madridista, esgrimiendo como argumento que el contraataque es un recurso sólo lícito para equipos de menor entidad. Son los mismos que justifican la derrota en semifinales contra el Madrid si han tenido la posesión del balón, aunque sólo haya sido ligeramente superior, 53% por 47%, y su rival haya aprovechado sus debilidades manifestadas en su falta de equilibrio defensivo para matarlo en las transiciones ofensivas, como así pretendía Ancelotti con su plan de partido.

ADN Barça

Al fútbol se puede jugar de tres maneras. Ataque combinado, contraataque y juego directo, y todas ellas gozan de la misma legitimidad para alcanzar el objetivo que todo equipo persigue, la victoria. Sólo los técnicos y forofos más supremacistas del ADN Barça, son capaces de cuestionar una victoria si no se ha logrado con la única forma de jugar que ellos consideran genuina para hacerse acreedor del mérito para conseguirla. Obviando que ese ADN futbolístico del que se apropian, sólo es una copia del ADN Ajax, modelo construido en el equipo holandés por entrenadores como Rinus Michels, Stefen Kovacs, Jack Reynolds, Vick Buckingham, Van Gaal o Johan Cruyff, este último encargado a finales de los ochenta de implementarlo en el conjunto culé.

Equipo versátil

Pero el aficionado madridista siempre ha sido más permeable a asumir otras formas de juego, y nunca ha cuestionado la legitimidad de la manera en la que su club o los demás clubes han conseguido sus éxitos, si estos han llegado dentro de los únicos límites que hay que respetar, los que impone el reglamento. Esto ha sido interpretado a las mil maravillas por Ancelotti para convertir al Real Madrid en un equipo versátil, capaz de practicar el juego que mejor se adapta a cada partido. Su inteligencia para adaptarse al contexto, es la base de su éxito y ya sólo queda por ver si supera su asignatura pendiente, conseguir mantener la ventaja adquirida en la liga española durante la segunda vuelta del campeonato, algo de lo que no fue capaz en sus dos temporadas anteriores al frente del equipo merengue, y conseguir de esta forma el único título que le falta como entrenador madridista.

Empieza la fase crítica de la temporada, y el gran trabajo hecho hasta ahora puede derrumbarse como un castillo de naipes si se repiten errores del pasado, o no es capaz de competir con solvencia en la Champions League. Mientras tanto, disfrutemos del presente y de los éxitos ya cosechados con el pragmático Carletto al frente.

 

Por: Pablo Dono (Mr Owner)

Imagen vía: Instagram Carlo Ancelotti

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