
La increíble historia de Manozh Noori, una futbolista afgana que resistió a las amenazas familiares y a los talibanes y ahora es futbolista en Australia.
Nació en 2003 en un escenario ya convulso, aunque algo menos que en la actualidad. Afganistán acumula décadas siendo un territorio acechado por el descontrol, la guerra y los conflictos sociales. Cuando Manozh Noori gateó por primera vez, su país se encontraba en prolegómenos de una guerra librada por los Estados Unidos en el país asiático. Además, por aquellos entonces, las mujeres eran meras espectadoras en una sociedad dominada por el género masculino. Ahora ni eso.
El padre de Manozh Noori murió por causas desconocidas en los primeros años de vida de la nueva integrante de la familia Noori, quien, por ende, recibió la educación por parte de, sobre todo, su madre y su hermana, sus dos grandes aliadas y artífices auxiliares de lo que hoy en día es Manozh.
Sus hermanos y familiares masculinos cercanos eran los que trataban de imponer el radical mandato de la exclusión femenina de ciertos ámbitos. Como, por ejemplo, del fútbol. Sin embargo, ella, vacilante, sintió esa pasión futbolera desde bien zagala. En el colegio no podía practicarlo, pues sólo había pista de baloncesto, deporte que también ejercitó unos años.
Aún así, a escondidas de sus hermanos y con el arriesgado beneplácito de su madre y hermana, se vestía de chico para poder invertir sus tardes de niñez jugando al fútbol callejero con otros críos. Eso sí, por supuesto, lejos de su zona residencial, evitando a la parte masculina de su familia, quienes, de haberlo sabido, se lo hubieran impedido.
Precisamente, algo así ocurrió unos años más tarde, cuando su escuela ya disponía de equipo de fútbol y ella, valiente de nuevo, decidió apuntarse. Cuando sus hermanos y parientes se enteraron, le prohibieron volver a jugar al fútbol e incluso le amenazaron con cambiarle de escuela.
Impertérrita, hizo caso omiso, y siguió su cauce futbolero en la escuela. Su potencial era innegable y solía estar entre las máximas goleadoras. Incluso fue seleccionada como la mejor jugadora y la máxima goleadora femenina entre todas las escuelas de fútbol senior de Kabul, capital del país.
Todo cambió cuando se enteró de la existencia de equipos federados femeninos. Tampoco estaba al tanto de que su país disponía de una selección nacional de mujeres. Lo descubrió un día cualquiera mientras veía la televisión. Esa serendipia fue determinante en su devenir. Tuvo que volver a pelear contra la negativa de su familia, pero terminó apuntándose en el equipo femenino de Tawana. Un entrenamiento bastó para que el club decidiese aceptarla.
A partir de ahí, su vida futbolística fue in crescendo. Continuó anotando una cantidad incesante de goles y empezó a ganar títulos. ‘Campeonó’ después en la Liga femenina de Kabul con el Sangar FC, así como en la Liga de Campeonas Femenina de Afganistán, títulos que repitió luego con otro club, el Royal Kabul FC. La Federación Afgana de Fútbol (AFF) solía escogerla como MVP.
Todo esto, con la inalterable negativa de sus familiares, aún amenazantes. Como estas competiciones eran retransmitidas por televisión y cubiertas por otros medios de comunicación, Manozh Noori tuvo que jugar durante muchos años con una máscara, ocultándose de sus hermanos y otros parientes. Por supuesto, su hermana mayor y su madre, fieles pero temerosas, seguían apoyándola.
Su potencial era tan notable que la Selección Femenina afgana se puso en contacto con ella para unirse al equipo nacional. Aceptó, en primera instancia, pero tuvo que renunciar después por presiones y amenazas familiares y sociales. Aún así, cuando la Selección hizo otra intentona de contar con ella en 2020, aceptó a escondidas y fue habitual en las convocatorias. Hasta tal punto que, en verano de 2021, viajó con ellas a Tayikistán para el Campeonato Asiático Femenino sub20, en el que, además de Afganistán y la selección anfitriona, participaron Irán, Uzbekistán y Kirguistán.
Ella no se lo imaginaba, quién iba a hacerlo, pero a la vuelta del campeonato le esperaba un ‘plot twist’ de lo más inesperado. En agosto de ese mismo año, 2021, los talibanes se hicieron con el poder del país afgano e implantaron sus extremistas políticas teocráticas, por las que se vieron drásticamente afectadas, sobre todo, las mujeres. Evidentemente, el futuro de las féminas en el mundo deportivo era realmente sombrío. Algo había que hacer para no sucumbir al inevitable cambio de dinámica que estaba produciéndose en Afganistán. Ahora, Manozh Noori, no sólo debería enfrentarse a sus hermanos, sino a unos mandatarios que no iban a andarse con rodeos.
En este punto, entra en escena una popular activista, Khalida Popal, con quien Manozh mantuvo una conversación. La activista se comprometió a tratar de auxiliar a todas las mujeres que estaban en una situación parecida a la suya. Y lo cumplió. Vaya si lo hizo.
Unos días más tarde, la selección afgana femenina y deportistas de otras disciplinas recibieron una propuesta de exilio del Departamento de Auxilios Internos de Australia. Con la cooperación de la propia Khalida Popal y de otros personajes, como el ex zaguero de Crystal Palace, Craig Foster, muchas deportistas afganas pudieron coger un avión y aterrizar en Australia, donde les esperaba un futuro prometedor. Otras, sin embargo, no tuvieron la misma suerte.
Melbourne Victory, uno de los grandes titanes del soccer en Australia, habilitó un espacio para que todas las futbolistas exiliadas pudieran entrenar e incluso formar parte del club. De este modo, se añadió al conjunto de la capital del estado de Victoria el Melbourne Victory’s Afghan Women’s Team. Es más, uno de los técnicos más celebres del fútbol femenino australiano, Jeff Hopkins, campeón de la Liberty A-League (la única liga profesional de mujeres en Australia), aceptó dirigir al nuevo equipo, que arrancaría su andadura a principios de este 2022.

La vida ha dado un vuelco de 180 grados para todas las que pudieron subirse a ese avión y aterrizar en el país de los canguros, que las acogió con la misma hospitalidad que siempre transmite a los refugiados (como los hermanos Toure).
Manozh Noori ahora disfruta en Melbourne, pero ha tenido que pelear contra todo y contra todos siempre para poder hacer realidad su sueño: ser futbolista. Su ídolo es Cristiano Ronaldo y su equipo preferido, el Manchester United. Hasta tal punto que, de vez en cuando, celebra los goles como el astro portugués. Aún así, también ha reconocido que últimamente se está fijando en una de las futbolistas del primer equipo femenino de su nuevo club, Maja Markovski.
«Siempre me apasionó y soñaba con convertirme en jugadora de fútbol profesional. Nunca he renunciado a mis sueños. Creí y trabajé duro y seguí adelante. Este deporte y mi sueño me salvaron la vida: debido a esa valentía, estoy viva y vivo en un ambiente pacífico». Así cerró su artículo Manozh Noori en Missing Perspectives, medio digital donde la jugadora publicó una entrada relatando su historia, fuente principal de documentación para el desarrollo de este reportaje.
Fuentes:
- https://keepup.com.au/news/melbourne-victory-afghan-womens-team
- https://www.skysports.com/football/news/11095/12398653/afghanistan-craig-foster-explains-how-he-helped-large-group-of-women-footballers-escape-the-taliban
- I’m a female soccer player who fled the Taliban. Here’s my story. – Missing Perspectives
Imagen principal vía: Missing Perspectives
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