Apuestas responsables: disfrutar del deporte con un propósito

Mientras el juego seguro se centra, al menos en esencia, en todo lo relacionado con la seguridad de las personas y de las propias plataformas de juego, las apuestas responsables hacen lo propio con términos como la sensatez o el sentido común. En definitiva, el juego responsable podría definirse como la costumbre de apostar en las mejores casas de apuestas de una forma cauta y segura y sin otro propósito más que divertirnos viendo nuestro deporte favorito. No en vano, y aquí radica el eje estructural de este texto, no siempre somos capaces de recordar esto último.

Efectivamente, la finalidad de las apuestas deportivas y los juegos de azar no es otra que pasar un rato entretenido junto a otros jugadores, mientras compartimos nuestra pasión por dicha práctica. Algo especialmente trascendente en una sociedad, como la actual, en la que no siempre somos capaces de relacionarnos y fortalecer dichas conexiones como mecanismo perfecto con el que dar forma a nuestra propia trayectoria vital. Forjando, y reforzando, la capacidad de comunicarnos con el resto.

Puede que ser que el término jugador responsable no suene todo lo atractivo que pareciera. No obstante, poco sentido tiene cualquier pauta de comportamiento, o campaña informativa, si no va acompañada de la fuerza de voluntad y convicción para llevarla a cabo. ¿Qué quiere decir esto? Sencillo. En nuestras manos está hacer que cualquier tipo de actividad de ocio o apuesta deportiva sea una experiencia satisfactoria, sana y entretenida.

De nada sirve todo lo expresado con anterioridad si no sabemos ejecutarlo de una forma correcta y, sobre todo, sana. Y es que, como suele decirse, los extremos nunca son buenos. No en vano, en ocasiones la diversión queda desvirtualizada por culpa de hábitos y prácticas nocivas que pueden desembocar en problemas relacionados con el juego. A continuación, compartimos con todos vosotros algunos tips para jugar con responsabilidad en el mundo de las apuestas deportivas y los juegos de azar.

– Propósito: divertirse. Como ya hemos contado con anterioridad, tener claro nuestro propósito a la hora de jugar resulta fundamental. Y este no debería ser otro que el mero placer de mantenernos ociosos. En el momento en que apostar en nuestro deporte predilecto se convierte en una obsesión, que incluso puede llegar a afectar a nuestro entorno, la relación con el juego pasa a ser tan peligrosa como tóxica.

– Control del gasto. Establecer unos límites es un paso ineludible que debe llevarse a cabo antes incluso de comenzar a jugar. Nos encontramos, sin ningún atisbo de duda, ante uno de los mandamientos del juego responsables. Nunca apuestes por encima de tus posibilidades.

– No dejarse guiar por las emociones. Como cualquier actividades de ocio, el juego es una práctica bastante visceral. No obstante, mantener la mente fría y el juicio claro resulta fundamental para divertirnos haciendo lo que realmente nos gusta.

– Apostando se puede ganar o perder y, al igual que ocurre en el deporte, esto es fundamental aceptarlo desde el minuto uno de juego. ¿Una mala racha? Quizás lo mejor sea pausar el juego o incluso apostar por la auto-exclusión temporal activable en la mayoría de casas de apuestas.

– Gestiona tu tiempo de forma sensata. Administrar el tiempo disponible de una forma equilibradas es importante. Quizás sea interesante fijarte unos límites o planificar descansos. Se trata de compaginar y no de pisar ninguna otra faceta de nuestras vidas.

– Plataformas seguras. De nada sirve todo lo anterior si no optamos por escoger casas de apuestas que cumplan con toda la normativa vigente y dispongan de los distintivos de juego seguro habilitados por la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ). Garantizando, por el camino, unos estándares mínimos de seguridad que nos permitan, y aquí radica el punto neurálgico de este texto, disfrutar y divertirnos mientras jugamos.

No puede existir mejor conclusión para un artículo como el que aquí nos ocupa que tener clara la definición de juego. Entendiendo este último como una actividad cuya finalidad no es otra que divertirnos mientras ejercitamos algún tipo de destreza o habilidad. Mientras esta sea la premisa y la obsesión, la desesperación por ganar dinero o incluso la adicción no estén presentes en la ecuación todo irá bien y dicha relación resultará tan sana como productiva.