Artículo que recuerda como el británico y el alemán llegaron a conquistar a la parrilla en una sola temporada.
Una extraordinaria temporada puede cambiar radicalmente la vida de un piloto de Fórmula 1, haciéndote pasar de la gloria al infierno o viceversa. Carlos Sainz pasó de estar prácticamente fuera de la competición en 2018 cuando Renault se hizo con los servicios de Daniel Ricciardo y el madrileño recaló en McLaren, siendo su última bala.
Precisamente empezó a brillar con los de Wooking desde su incorporación en 2019, logrando dos sextas plazas en las temporadas con el equipo papaya. Incluso se permitió el lujo de obtener dos podios en Brasil y Monza.
Ferrari sintió interés por la educación y el potencial mostrado, justamente después de haber sorprendido en su primera temporada con la escudería británica. Pasó en menos de dos años a verse fuera de la competición a compartir monoplaza en igualdad de condiciones con uno de los pilotos en los que más esperanzas ha puesto la escudería italiana, Il Predestinato Charles Leclerc.
Pero el caso de Carlos no ha sido el único existente en la Fórmula 1. Además, el español siempre ha sido un piloto que ha destacado por su buena educación y modales formidables con cada equipo en el que ha estado, rompiendo cualquier estereotipo que te «obliga» a ser un cabrón con tus compañeros de equipo.
Button y Rosberg, ejemplos dentro y fuera de la pista
Jenson Button siempre ha sido otro claro ejemplo de elegancia dentro y fuera de la pista. Además de haber compartido garaje contra dos grandes campeones como Lewis Hamilton o Fernando Alonso, llegándole a ganarles en pista con naturalidad, y sin perder los estribos si perdía ante ellos. Estos duelos tuvieron lugar una vez iniciada la treintena, pero sus primeros años fueron de una continua lucha contra su resiliencia.
Tras haber salido de Williams y de Renault porque Juan Pablo Montoya y Alonso eran las apuestas de los dos equipos mencionados, necesitó demostrar su valía en Bar-Honda dejando en jaque la carrera deportiva de Jacques Villeneuve y conseguir un tercer puesto en el Mundial de 2004, únicamente por detrás de los poderosos F2004.
A pesar de su gran trayectoria, siempre era objeto de burlas por acumular carreras sin conseguir la ansiada primera victoria, sobre todo por parte de indeseables periodistas españoles que no merecen aprecio por su carácter irrespetuoso hacia determinados pilotos. La primera surgió en el Gran Premio de Hungría 2006 y, posteriormente, le tocó pasar una fuerte travesía por el desierto en Honda entre 2007 y 2008 hasta que todo cambió en 2009.
Honda desapareció y Ross Brawn cogió las cenizas del equipo poniéndole al equipo su propio nombre. Era el fruto del trabajo de más de un año que aprovechó Jenson Button venciendo seis de las primeras siete carreras del año. El público populista se unió para comenzar a desprestigiar el mérito que tiene vencer con mano de hierro.
Es curioso que se aplauda enérgicamente el inicio arrollador de Fernando Alonso en la temporada 2005, pero se achacase a la suerte con el británico. Además, no solamente le tocó enfrentarse a Red Bull. Se encontró con una parrilla extremadamente comprimida en la que nueve de los diez equipos participantes subieron al podio y, incluso era caro entrar en la Q3.
Para colmo, Red Bull, Ferrari y McLaren dieron un paso adelante en la segunda parte de la temporada, mientras que Force India, Toyota o Williams frecuentaban la zona de puntos. A pesar de ello, Jenson puntuó en todas las pruebas, a excepción de su abandono en el Gran Premio de Bélgica. Incluso se permitió el lujo de vencer a un deslumbrante Sebastian Vettel y a un Rubens Barrichello que dio su mejor versión.
Pero Jenson no fue el único piloto que realizó una temporada magistral, que le proclamó cómo campeón y le permitió fichar por McLaren. Nico Rosberg afrontó su cuarta temporada en una escudería Williams alejada de sus años de gloria, y consiguió una meritoria séptima plaza con 34,8 puntos.
Solamente sufrió un abandono y puntuó en la mayor parte de las pruebas, siendo el mejor «de la zona media», venciendo a pilotos como los talentosos Robert Kubica y Fernando Alonso. Aquella consistencia llamó la atención a un Ross Brawn que contó con sus servicios para iniciar el proyecto de Mercedes en Fórmula 1.
Por tanto, estar en una temporada llena de cambios de posiciones en cada sesión con pilotos que siempre fueron catalogados como tapados, y cambiaron los esquemas de la parrilla, son merecedoras de una gran temporada de Fórmula 1. Sin embargo, toda belleza acaba rompiéndose en la misma arma tóxica, la de la imparcialidad por conveniencia hacia un determinado piloto.
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