Hartazgo, cansancio y mucho miedo. Así se define el estado actual del valencianista medio tras una campaña para olvidar del Valencia.
El Valencia llega al último partido de la presente temporada con un sólo objetivo, con un triste objetivo deportivo que podría terminar en drama si por alguna de aquellas se produce una combinación de resultados terrorífica que le mandé a los de Baraja a Segunda división. Atrás han quedado esas campañas en las que el Valencia se jugaba un puesto en la Champions League en la última jornada o más lejano en el tiempo todavía, cuando a principios de siglo se llegó al final de la temporada con el título de LaLiga en el zurrón y en plena borrachera de celebraciones.
No se puede caer más bajo
Lo ocurrido en los últimos meses pasará a formar parte de la historia negra del club de Mestalla, se espera que no sea a la altura del descenso de 1986 pero sin duda, será difícil que los valencianistas olviden la angustia y el sufrimiento de ver a su equipo en la zona baja durante tanto tiempo. Y como trasfondo una gestión negligente, con una propiedad que ha llevado al Valencia al caos absoluto y a una fractura social sin precedentes aunque todos señalen como culpable al mismo.
Trabajando al máximo para preparar nuestro próximo partido 💪
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— Valencia CF (@valenciacf) May 31, 2023
Hasta el último minuto de suspiro
El Valencia y el valencianismo tienen ganas de terminar la temporada, cumpliendo el expediente y cerrar la permanencia. Pero no hay absolutamente nada que celebrar y en cambio sí demasiados aspectos a mejorar, en definitiva reconstruir una entidad que ha tocado fondo en todos los sentidos y cuyo futuro se antoja oscuro si no se da un giro radical de 120 grados.
Imagen principal vía: Photo by Angel Martinez/Getty Images
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