Ajdin Hrustic ha completado una temporada magnífica. La mejor de su carrera, tanto con su club, el Eintracht; como con Australia.
La vida son rachas. Dinámicas. El fútbol, también. Un día eres un australiano prácticamente desconocido que deambula por una de las grandes ligas europeas y al siguiente eres campeón de la Europa League y guías a tu selección a la clasificación para la próxima cita mundialista.
Esa es la vida de Ajdin Hrustic, el australiano de moda. Descendente de padres bosnios y rumanos, nació en Melbourne en julio de 1995. Desde bien chiquitito se aficionó al fútbol, pese a que en Australia no sea, ni de lejos, el deporte más popular entre los zagales. Con apenas 14 años ya había cumplido el sueño de cualquier futbolista ‘aussie’: fichar por un equipo europeo.
Y Hrustic no fichó por uno cualquiera. El Nottingham Forest se hizo con sus servicios en 2010 para su equipo juvenil. Luego pasó también por las canteras de AKA Austria, Schalke 04 y Groningen. Éste último fue el equipo que más confió en él y el que le brindó la oportunidad de debutar en el fútbol profesional, allá por 2017. Las siguientes tres temporadas perteneció a la primera plantilla del conjunto neerlandés. Hasta que en el verano del 2020, el Eintracht de Frankfurt apostó por él desembolsando un millón de euros.
Con 25 años, aún no había sido capaz de dar el salto, de sentirse importante y de devenir líder de un proyecto. La última temporada en los Países Bajos fue de notable, y en la primera en la Bundesliga -la pasada campaña- le costó adaptarse y no era habitual en los XI de Adi Hütter. Esta temporada, sin embargo, con la llegada de Oliver Glasner al banquillo del conjunto alemán todo ha cambiado.
Tampoco ha llegado a ser fijo en el once inicial, pero sí que ha tenido la oportunidad de disputar muchos más minutos; un total de 995. Y poco a poco ha ido sintiéndose más importante y mejorando sus prestaciones en el centro del campo. Tuvo minutos en las semifinales y en la final de su equipo en la Europa League e incluso anotó un gol en la tanda de penaltis de la final. Se convirtió en el primer australiano en levantar un título europeo en 15 años.
Pero esto no queda aquí. Otro reto mayúsculo se avecinaba y Ajdin Hrustic debía estar a la altura. Australia no logró clasificarse de forma directa al Mundial de Catar y tuvo que acceder a la repesca y superar a dos rivales: EAU y la complicada Perú. El reto devino más magno cuando se supo de la ausencia del mayor jugón de la selección australiana, Tom Rogic.
Australia necesitaba un líder y todas las miradas se dirigían al bueno de Ajdin Hrustic. Era su oportunidad. En el fútbol, llevar el 10 en la espalda conlleva una responsabilidad extra y el jugador del Eintracht cumplió. Y con nota. Fue capaz de tomar el timón y manejar el cotarro.
Este 2022 Australia estaba siendo atosigada por una tormenta de dudas. No salía nada y se criticaba todo. Expuestos a la tormenta en medio de la nada y sin paraguas, necesitaban de un salvador. Un Mesías. Ajdin Hrustic lo supo y tomó la iniciativa.
Desde el centro del campo, aportaba esa velocidad en las transiciones, esa conducción inteligente libradora de marcas y ese pase rompedor de líneas. Ese saber ofrecer una línea de pase de forma asidua. Incluso anotó el gol de la victoria en la primera repesca, ante EAU y no falló en la tanda de penaltis ante Perú.
No clasificarse para el Mundial hubiese sido un varapalo de dimensiones elevadas para Australia, pero eso no estaba en los planes de Hrustic.
La vida de Ajdin Hrustic ha dado un vuelco de muchos grados este año. Sobre todo, este último mes. Se halla, posiblemente, en el mejor momento de su carrera y sólo queda por descubrir si ha sido un mero espejismo puntual o si éste es el Hrustic que nos espera en los próximos años. Australia le necesita en noviembre para el Mundial y, además, va a tener la oportunidad de debutar en la Champions League con el Eintracht la próxima temporada. El premio de su buena campaña ha sido el de poder disputar en la próxima las dos competiciones más prestigiosas del planeta.
Imagen principal vía: El Comercio Perú.
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