El mediocentro francés sigue sumando titularidades y no las desaprovecha. En la última, gol y recital.
Dicen que las comparaciones son odiosas, y más si quienes se comparan son dos futbolistas tan iguales y a la vez tan diferentes como Casemiro y Tchouaméni. Tan iguales porque comparten posición en el campo y tan diferentes porque las características individuales de uno no tienen nada que ver con las del otro.
A día de hoy parece que el que había sido el eje central del centro del campo del Real Madrid durante nueve temporadas está más que olvidado en cuanto a necesidad futbolística se refiere. Tras 336 partidos y conseguir un palmarés irrepetible defendiendo la camiseta blanca, durante el comienzo de la temporada 22/23, el brasileño decidió que era el momento de poner punto y final a su etapa madridista, y con ello poner rumbo a Manchester en busca de nuevos retos.
Ese mismo verano, el conjunto blanco lograría realizar el fichaje del joven francés Aurélien Tchouaméni, procedente del Mónaco a cambio de 80 millones de euros, los cuales podrían aumentar hasta 100 en función de ciertas variables. Su primera temporada como madridista estaría marcada por constantes altibajos. Empezó la temporada siendo un fijo para Ancelotti, mostrando un buen nivel a la vez que una rápida capacidad de adaptación, a pesar de cambiar el doble pivote que acostumbraba en Mónaco a un 4-3-3. Fue tras el mundial de Qatar cuando el centrocampista empezó a mostrar un gran bajón de rendimento, lo que le llevó a perder el puesto en el 11 titular, siendo Toni Kroos el que ejercería de pivote en su lugar.
Esta temporada, tras 8 jornadas de Liga, el internacional francés se ha convertido en un fijo para Carletto debido a su gran nivel defensivo y ofensivo. Ante el Girona, completó el que hasta la fecha es su mejor partido con la camiseta del Real Madrid, en el que logró marcar su primer gol oficial. «Tengo que hacer mi trabajo para el equipo. Tenemos una plantilla increíble y todos los jugadores tienen que disfrutar y mostrar su calidad en el campo. Intenté hacer lo que sé y creo que hice un buen partido. Soy un jugador completo porque soy capaz de hacer de todo tanto ofensiva como defensivamente. Intento utilizar mi físico y mi calidad técnica», declaró tras el encuentro.
Además del gol, Tchouaméni dio una clase magistral de todo lo que tiene que hacer un centrocampista del siglo XXI. Mostró una gran velocidad a la hora de sacar el balón, utilizando menos pases, pero más precisos, una gran solidaridad a la hora de girarse y perfilarse a la hora de ayudar a los centrales, y una gran aportación en ataque, esperando el rechace en segunda línea, probando suerte desde fuera del área o incluso siendo uno más a la hora de sumarse al ataque.
Imagen principal vía: JOSEP LAGO/AFP via Getty Images
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