
El conjunto blanco encadena derrotas como visitante desde la llegada del técnico italiano. Entre los ajustes tácticos, la falta de química y la presión del calendario, el nuevo proyecto aún busca su identidad lejos de casa.
Desde que Sergio Scariolo asumió el banquillo del Real Madrid, el equipo no ha logrado ganar como visitante en competición europea —ya son al menos cuatro derrotas fuera de casa registradas en el arranque. Las estadísticas revelan un descenso notable del rendimiento tanto ofensivo como defensivo lejos del Movistar Arena, mientras la exigencia del entorno merengue convierte cada tropiezo en una alarma para un proyecto que aún busca rodaje.
Un inicio prometedor… pero solo en casa
La llegada de Scariolo despertó expectativas altas. Su currículum con la selección española y años en la élite prometían continuidad y un estilo definido. En casa, el Real Madrid ha mantenido un nivel competitivo sólido: victorias contundentes, dominación interior con Edy Tavares, y apabullantes cifras de rebote y tapones. Por ejemplo, en uno de los partidos domésticos recientes Tavares registró 16 puntos, 14 rebotes y 5 tapones en apenas 21 minutos.
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Sin embargo, fuera de casa la historia es muy diferente. Entre las cuatro derrotas como visitante mencionadas en el contexto europeo, destacan partidos en los que el equipo salió con semanas de diferencia de rendimiento entre casa y fuera. La racha negativa en la Euroliga se ha extendido a cuatro derrotas consecutivas (0-4). La sequía de triunfos lejos de casa ha sido un lastre notable en el inicio de temporada, con tropiezos frente a equipos como Virtus Bologna, Estrella Roja, Maccabi Tel Aviv y Bayern Múnich. Si bien en algunos encuentros las diferencias han sido ajustadas —como en el ajustado final contra el Maccabi—, otros han evidenciado una preocupante desconexión en la segunda mitad, disipando cómodas ventajas iniciales, lo que sugiere que el problema reside tanto en la gestión de los momentos clave como en la regularidad del sistema táctico fuera de casa.
Este contraste apunta a que el material —plantilla, entrenador, ambición— existe. El problema es que aún no se ha transferido al escenario que no controla: el visitante.
Rotaciones imprecisas y un sistema en construcción
Scariolo ha intentado implantar una identidad más estructurada: ofensivas más fluidas, mayor circulación de balón, defensas más activas. Pero el engranaje no está completamente ajustado. Las rotaciones aún no fluyen con naturalidad: algunos jugadores con ficha nueva necesitan tiempo para adaptarse —como Theo Maledon, Trey Lyles, Chuma Okeke— y los cambios tácticos no siempre se aplican con velocidad fuera de casa.
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En las derrotas visitantes se repite el patrón: dificultad para encontrar atacantes liberados, decisiones precipitadas en el perímetro, o bien que la segunda unidad baja considerablemente su nivel. Además, el rival visitante juega con ventaja: mayor motivación, entorno hostil, y la posibilidad de imponer ritmo desde el primer minuto. Si el Madrid no responde con claridad y contundencia al inicio, el marcador se le va de las manos. En rueda de prensa, Scariolo admitió que “la diferencia entre jugar en casa o fuera es demasiado grande”. En resumen: el sistema existe, pero aún requiere rodaje, ajustes finos y asentamiento de roles para ser fiable en todas las pistas.
Un factor mental que empieza a pesar
Dentro del apartado táctico y físico, lo psicológico emerge como un factor clave. Cada derrota fuera genera presión acumulada: la plantilla se ve obligada a querer “recuperar” rápidamente la imagen, y muchas veces se precipita. Los rivales lo saben y explotan esa ansiedad. Las estadísticas de las derrotas visitantes muestran descensos en porcentaje de acierto triplista, más pérdidas por partido, y mayor número de lanzamientos forzados. En una de esas salidas, tras dominar el primer tiempo, el Real Madrid bajó espectacularmente su anotación en la segunda mitad (solo 27 puntos) y se apagó ante un rival que incrementó su dureza física y mentalmente.
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El público, los medios, la tradición del club que exige ganar… todo pesa. Scariolo y su cuerpo técnico han resaltado que “ganar fuera” no puede considerarse algo accesorio, pero aún necesitan evidenciar que lo creen de verdad y lo ejecutan sin altibajos.
Ajustar o o reaccionar: el desafío inmediato
Lo curioso es que el material para revertir la situación está: plantilla profunda, un entrenador con experiencia y un escenario doméstico favorable que demuestra que el bloque sí puede funcionar. El reto es trasladar esa calidad al formato visitante. Es por eso que hay tres focos urgentes de actuación:
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Rebote defensivo y segunda oportunidad del rival: fuera de casa, los equipos visitantes obtienen más rebotes ofensivos que en Madrid. Si el Madrid no bloquea eso, el rival suma puntos extra que cambian el guion.
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Circulación de balón y elección de tiro: minimizar decisiones individuales precipitadas, especialmente en balones abiertos o en transición. Si se escoge mal, el rival contrarresta rápido.
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Gestión de carga física y mental: viajes, fatiga, menor descanso y entornos adversos obligan a piernas frescas y mente clara. Las rotaciones deben proteger a los jugadores clave sin perder intensidad.
Si el Real Madrid logra estabilizar estos tres factores, podrá convertir su dominio doméstico en una actuación convincente como visitante. Si no lo hace, esta podría ser la primera gran crisis de la era Scariolo.
El Real Madrid tiene todo para volver a ser el equipo temido fuera de casa: historia, capital humano, ambición. Pero los resultados actuales indican que aún está en construcción. Romper la racha de derrotas fuera no es solo cuestión de ganar un partido: es demostrar que el estilo se mantiene más allá de Madrid y que la plantilla está preparada para el reto europeo completo. Aunque la reciente salida de Bruno Fernando puede desestabilizar la plantilla, el proyecto de Scariolo dará el salto que muchos esperan si consiguen arrancar la racha europea fuera de casa.
Imagen principal vía: X / @realmadridbasket.
Escrito por Adriana Junquera López-Buendia, pueden seguirme en X @junqueradriana, Instagram @writtenbyjunquera y Linkedin.
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