La final entre Barcelona y Ajax sería como recordar a Johan Cruyff.
El 1de junio en Madrid puede no ser un día cualquiera para dos clubes unidos por una figura que desgraciadamente no estará de manera física en el Wanda, pero que de chocar Barcelona y Ajax, tendrá su alma futbolera un regalo que quizás imaginó en algún momento. A la capital española, una de estas dos entidades tenía pasaje virtual sacado, pues pocos dudaban del favoritismo de los azulgranas, menos aún, si su capitán, anunciaba el pasado agosto que el objetivo de la temporada era la orejona. Frente, pudiera aparecer un invitado inesperado, incluso para llegar a los octavos de final, pero que ha aprovechado el talento y el resurgir del fútbol holandés, mezclado con la experiencia balcánica y el desparpajo marroquí y brasileño.
Para oficializar esta fiesta al estilo hay que esperar al 8 de mayo, pues aunque parecen eliminatorias encarriladas, una más que otra, las noches mágicas de la Champions son extremadamente conocidas. Antes del regreso europeo, el Ajax pudiese igualar al Barcelona en número de títulos en la actual campaña, ya que el Willem le espera en la final de la Copa local. A este equipo le han derrotado en par de ocasiones en la Eredivisie (2-0 y 1-4), pero una final es otra historia, la cual no siempre la escriben los favoritos. El rival de los dirigidos por Ten Hag cuenta con un futbolista que está en una gran forma y que parece haber comenzado a destaparse en esta segunda mitad de temporada, tras llegar a este club cedido por el Borussia Dortmund. Alexander Isak, conocido como el Ibra negro, ya sabe lo que es marcarle al Ajax, lo hizo de penal en la derrota de los suyos ante su público.

Luego de ese hipotético entorchado, llegará el turno para certificar el pasaporte al estadio del Atlético, restando entonces la lucha con el PSV por el trofeo liguero, que a falta de dos jornadas les tiene igualados en la cima. En cuanto a los catalanes, con su torneo doméstico número 26, la mente está en Anfield y posteriormente en el Villamarín, jugándose en este último la Copa del Rey ante el Valencia, conjunto al que no ha logrado derrotar este curso (1-1 y 2-2). Esto significa a priori menor desgaste en las “veteranas” piernas culés, algo a lo que muchos le achacan ser gran parte de la culpa en los fracasos europeos más recientes.

Lo que pocos pudieran poner en duda es la trascendencia sentimental de ver enfrentarse a dos conjuntos, que en épocas bien distantes, marcaron tendencia y han provocado que se intente replicar las formas, más allá de que el dominio del tiempo-espacio, como lo hace llamar Xavi, es para elegidos. Abocados en este instante a especular meramente, por lo visto en el rectángulo verde desde febrero, unos presionarán a más no poder, otros se pararán firmes en busca de aprovechar los espacios. Quizás los papeles se roten, por momentos no se sepa quien es quien, pero la idea en conjunto a alguien dejará seguramente satisfecho, sobre todo si se llama Cruyff. Ganador tendrá que haber, los detalles y lo individual se encargarán de ello. Ahora, antes de la destrucción, moral para un lado, pérdida de efectivos para el otro, los minutos que dure el regreso al fútbol romántico quedarán en la retina de millones, los que se podrán sentir como privilegiados. El tiempo dictará sentencia.
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