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Subcampeón por encima de bicampeón

Análisis profundo del tremendo valor de la segunda posición de Fernando Alonso en la temporada 2012 en Fórmula 1.

Ganar es un verbo tan adictivo que supone buscar más allá de los límites superados. Esta sensación tan placentera, pero dependiente, ha permitido que la Fórmula 1 campara a sus anchas en España desde su puesta en escena recién acabada la II Guerra Mundial.

Curiosamente, los inicios de esta competición contó con un español dopado de espíritu ganador como Alfonso «El Marqués» de Portago en Ferrari, que una estrella fugaz que dejó el listón muy alto en un país, cuya cultura deportiva, que dominó el fútbol y, para más inri, el Real Madrid.

Aunque se habían juntado el pan con las ganas de comer, el afán de buscar la mejora continua, liderado en gran medida por el talento de Pedro Martínez De la Rosa y secundado por Adrián Campos porque su gran ojo incorporando pilotos a su cantera, como un tal Marc Gené y sobre todo, Fernando Alonso, volvieron a poner a España en el ojo de la competición.

Fue precisamente el propio «Nano» quien igualó el podio del Marqués. Llevó al país rojigualdo a territorios desconocidos cuando consiguió su primera victoria en 2003 y, posteriormente, un bicampeonato en 2005 y 2006 con Renault.

La realidad hizo la disconformidad en conformidad:

«Poco» conformes con dichos logros, el horizonte estaba centrado en ponerse a la altura de los títulos de leyendas como Alain Prost, Ayrton Senna, Niki Lauda o incluso Juan Manuel Fangio y, a ser posible, llevarlo a cabo con un equipo leyenda como Ferrari.

Esta posibilidad se manifestó cuando Fernando fichó por Ferrari en septiembre de 2009, ya que gozar de 28 años de edad y toda una trayectoria por delante invitaban a soñar por tener una nueva dinastía en Maranello.

Wikipedia Commons

La realidad escarbó pronunciadas dosis de ficción, ya que los dos gigantes, Ferrari y McLaren, se encontraron sin posibilidad alguna para derrotar al ciclón Red Bull-Vettel en 2011.

Por si fuera poco, 2012 fue un año extraordinariamente «random» en el que siete equipos, a veces ocho, tenían serias posibilidades de victoria. Además, dicha parrilla estaba compuesta por seis campeones del mundo, incluyendo a Michael Schumacher y la mayoría de los pilotos restantes, ya se habían quitado la losa de promesa y eran unos profesionales totalmente hechos y derechos.

Veterano, pero con años por delante:

Por tanto, tocaba dar el todo por el todo y saber que cualquier décima valía su peso en oro, dejando entrever que aquella temporada pondría en valor quién daba el máximo rendimiento extrayendo sus cualidades al 100 % de sus posibilidades.

Fernando Alonso afrontó dicho reto con la pasión y el talento que le caracteriza, contando con lo aprendido en la adversidad, tanto en 2008 con un monoplaza carente de posibilidades de títulos y en 2010 cuando el ansia por ganar para demostrar el por qué de su elección hacia Ferrari le hicieron errar.

Tenía 31 años de edad, demostrando que todavía tenía cuerda para rato y, en consecuencia, no era el fin del mundo si no obtenía su tercer título, sobre todo cuando sus primeras pruebas no resultaron halagüeñas para las expectativas de Ferrari.

En aquel momento, la estructura trasalpina encabezada por Stefano Domenicali se puso el mono de trabajo para realizar un ecuador de temporada envidiable, con victorias heroicas en Valencia, Alemania y segundas plazas meritorias en Gran Bretaña y España.

Si esto no era suficiente, la regularidad pasmosa de Fernando le llevó al parón como líder destacado, ya que cuando los de rojo no eran el mejor coche y eran los Red Bull, Lotus, Mercedes, McLaren y ocasionalmente el Williams de Pastor Maldonado y Sergio Pérez.

Pilotaje más que sobresaliente:

A excepción de los accidentes ajenos a su pilotaje, pero que propiciaron la suma de dos ceros en Bélgica y Japón, no cometió ningún error, supo remontar cuando el monoplaza no estaba para ganar, arriesgó cuando tocaba y masacró si tenía el mejor monoplaza de la parrilla.

Finalmente, Sebastian Vettel ganó de manera excesivamente ajustada, porque aunque tuvo el mejor coche durante las últimas pruebas de la temporada, acumuló mayores y mejores botines en aguas revueltas.

Aunque los de Milton Keynes gozaron de mejor material que Ferrari durante gran parte de la temporada, la mala fortuna también visitó a Sebastian y los de rojo tuvieron un inicio excesivamente discreto.

Definitivamente, Fernando sucumbió ante el germano, hecho que no le exime de poder catalogar su actuación en 2012 como mucho más meritoria que sus dos títulos mundiales, y no por haber gozado de un coche hipotéticamente inferior al del campeón, si no por haber combatido hasta el final ante un genio como el alemán.

También derrotó con contundencia a astros como Lewis Hamilton, Jenson Button o Kimi Räikkönen, entre otros genios.

Mejor ganar a varios pilotos que a uno:

Por otro lado, cabe recordar que «solamente» derrotó al propio Kimi y a Michael Schumacher en 2005 y 2006 respectivamente en sendos duelos cerrados.

Es cierto que no es moco de pavo haber derrotado a dichos rivales, pero no se enfrentó a una parrilla tan igualada como la de 2012, ya que además de no existir solamente dos escuderías dominadoras, Jenson Button no había llegado a su mejor versión, ni Lewis Hamilton había debutado, Nico Rosberg estaba dando sus primeros pasos y, por supuesto, Sebastian Vettel no había tenido acto de presencia en la competición.

Sainz, te toca ganar:

Por tanto, queda vigente que no todos los campeonatos y subcampeonatos valen iguales. Tampoco podemos olvidar que Luis Aragonés dijo a sus jugadores antes de jugar la final contra Alemania que «del subcampeón no se acuerda nadie». Fiel a su carácter de sabio, la Historia siempre ha tenido una gran fijación por el resultadismo, obviando el espíritu de superación del resto de piloto.

Al fin y al cabo, es más sencillo recordar que «los demás pierden», tal y cómo dijo Setién. Sin embargo, gana quién se supera a sí mismo. Por esa razón, resulta convincente entender que este verbo de la conjugación -ar- cause tanta adicción.

De este modo, Carlos Sainz supo que tras haber fichado por Ferrari, adquiriría la alta responsabilidad de culminar los cuatro años de Fernando, es decir, ganando el título mundial.

 

Fuente de la imagen: Wikipedia Commons

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