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Super Atlético Campeón a los ojos de Virginia Torrecilla

La sección femenina del Atlético de Madrid se corona vencedora de la Supercopa de España femenina con un resultado de 3-0 frente al Levante.

El Atlético de Madrid femenino volvió a demostrar por qué es digno de leyenda tras haber ganado un trofeo que echaba en falta, la Supercopa de España, a uno de los rivales a disputarle la plaza europea en la Primera Iberdrola, la UD Levante por un contundente 3-0. Demostrando aquel dicho que menciona a 2021 como año de bienes por el acecho de la nieve a consecuencia del Filomena.

No es para menos, el conjunto colchonero se tomó en serio el hecho de darle una vuelta de tuerca al plantel fichando a la camerunesa Njoya Ajara y a un conocedor de la casa, el entrenador José Luis Sánchez Vera. Este último tuvo que sufrir el marrón de recibir carros y carretas en la última rueda de prensa, alegando que se había aparecido el Espíritu Santo en el encuentro de la semifinal ante el F.C. Barcelona debido al cerco blaugrana frecuente sobre su propia área.

Es cierto que la superioridad blaugrana le incitó a llevar a cabo un planteamiento más conservador, porque a veces es necesario realizar ciertos sacrificios al encontrarte en inferioridad, pero dolió el orgullo de las jugadoras al saber que las habían catalogado como unas segundonas perdedoras. No con esas palabras, pero si con unos modos despectivos. Por tanto, tocó demostrar ante otras blaugranas, que también saben atacar.

Y el Karma actuó con grandes dosis de justicia. Bastó media hora para dejar al Levante prácticamente moribundo por el trabajo de presión bélico y ajedrecista del Atlético para que los planetas se alineasen y apareciesen los espacios idóneos hacia el gol. A falta de uno, llegaron tres, y todas teniendo a Njoya como principal protagonista.

Dos goles y una asistencia para que Deyna Castellanos abriese la lata fueron la punta de un iceberg lleno de derroche físico, intensidad y arte con el balón, pero siempre ante la atenta mirada de un colectivo que dejó la enorme capacidad individual de la granota Eva Navarro a la altura del betún.

Porque si la goleada supuso un soplo de aire fresco para las rojiblancas en sus aspiraciones, el plano emocional disipó cualquier posible análisis técnico emergente ante la entrada de Virginia Torrecilla al terreno de juego para levantar el trofeo. Una de las capitanas, luchando ferozmente contra el cáncer, recibió la madre de las reliquias ante la enorme gentileza de Amanda Sampedro que cedió su momento de gloria basado en levantar el trofeo.

Aunque pueda tratarse de una actitud tremendamente bien queda de cara a la galería, resultó un momento estelar que pasará a la Historia de este deporte porque supuso una demostración del sentimiento rojiblanco basado en nunca dejar de creer, porque al igual que las chicas siempre vieron posibilidades para llevarse la primera alegría del año, Virginia la ha visto para superar el cáncer, porque el fútbol es como la vida, hay que tener talento, pero a poco puedes llegar si no trabajas ni crees en ti. 

Fuente de la imagen: @AtletiFemenino.

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