La A.D. Alcorcón, liderada por Anquela, visita Vallecas con la esperanza de frenar a un Rayo Vallecano que cosecha muy buenas sensaciones.
Desamor veraniego
El Alcorcón fue uno de los equipos más perjudicados por el mercado estival, de toda la Segunda División. Sufrió una fuga de talento alarmante -en especial su referente en punta, Stoichkov-, adjunta a la pérdida de Fran Fernández -el entrenador que había otorgado continuidad a una idea coherente con la plantilla-.
Estos factores derivan en un resultado dramático; una de las plantillas más cortas de toda la categoría, sumada a la contratación de Mere Hermoso para el banquillo, un entrenador que no acaba de conectar con la plantilla, ni a nivel futbolístico, ni emocional. Tras un balance de 1 empate, 1 victoria y 8 derrotas consecutivas, la destitución de Mere era inminente. Y es precisamente cuando se anuncia el nuevo entrenador, donde el Alcorcón sufre un cambio de paradigma.
Juan Antonio Anquela, como Alfa y Omega
Con la llegada de Anquela al banquillo alfarero, todo cambia. La llegada de la mítica figura alcorconera, reconocida como la figura más influyente de la historia de la A.D. Alcorcón, artífice del «Alcorconazo» y responsable de establecer al Alcorcón en el fútbol profesional, supone un golpe encima de la mesa que puede valer una categoría.
Anquela transformó el equipo desde el minuto 0. Gracias a una fiabilidad defensiva notable, 4 goles encajados en los últimos 8 partidos sumada a la puntualidad y efectividad en fase ofensiva, deriva en 1 única derrota en los mismos 8 partidos. De coger al equipo último, a dejarlo empatado a puntos por la salvación, en una dinámica realmente positiva.
La fuerza del lobo reside en la manada
Anquela apuesta por un enfoque de orden y disciplina sobre inventiva y creatividad. Ha juntado al equipo en todos los sentidos; lo ha hecho jugar en menos metros, con una aglomeración de jugadores importante en campo propio, y los ha unido emocionalmente; la solidaridad y gestión de esfuerzos de este equipo es tremenda.
Ha convencido a sus jugadores de que se debe primar el bloque por encima del individuo. Un equipo que carece de brillantez individual, a la par que de errores individuales, sin brillo pero con oficio. Anquela ha otorgado el «gen competitivo» a este equipo, proponiendo partidos de mínimos, pero cosechando resultados de máximos.
El Rayo Vallecano rompiendo el muro
Iraola tiene un gran reto por delante, descifrar el código que pueda dañar la fase defensiva del Alcorcón. El técnico rayista no cuenta con el lujo que sí tienen otros entrenadores; un delantero definitorio. De hecho, muchas veces el Rayo Vallecano gana pese a la ineficiencia de sus delanteros. Cierto es que Antoñín ha estado desempeñando esa posición de manera excelente -pese a no ser su posición-, y eso puede arrojar un haz de luz sobre el club vallecano.
La fluidez en la circulación de balón, en ataque posicional se augura clave en este partido para los vallecanos. Hacer bascular al bloque alcorconero de manera incómoda es imprescindible para encontrar fisuras en éste. La presencia de Trejo y Pozo igual, hoy más que nunca van a necesitar de su habilidad para romper líneas desde la conducción y los movimientos sin balón de cada uno, respectivamente.
Lograr activar el carril central desarmaría al Alcorcón, y derivaría en situaciones de ventaja para las dualidades en banda tan potentes que caracterizan al Rayo. Álvaro y Fran García son responsables de otorgar ritmo, verticalidad y profundidad al ataque rayista, que unido a la pausa y criterio de la pareja Trejo-Pozo, puede acabar por derribar el muro de Anquela y su Alcorcón.
Imagen principal vía: Rayo Vallecano.
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