La guardameta francesa confiesa sus sensaciones al haber sufrido el coronavirus y a que panorama se enfrentará en el equipo rojiblanco.
Pauline Peyraud-Magnin es uno de los fichajes más destacados del Atlético de Madrid. La portería se ha convertido en una de las posiciones a reforzar en verano. Para ello, la jugadora francesa se ha incorporado al club y pujará con la titularidad con otro fichaje, la veterana sueca de 37 años llamada Hedvig Lindahl.
Si ganarse un puesto de titular en el Atlético es complicado, más difícil es salir del susto que supone haber sufrido el coronavirus. En palabras de la propia Pauline, su gusto se ha visto mermado en la falta de sensibilidad en el sentido del gusto.
«El olor y el sabor no me han regreso por completo. Hay días que no siento nada y mi perfume ya no lo soporto. Me han dicho que puede durar entre dos semanas y un año».
Con respecto a su futuro, señala que dudó en ir a jugar a Burdeos para seguir disfrutando de la liga francesa, territorio en el que el fútbol goza de mayores avances que en España. No obstante, finalmente acabó decantarse por recalar en España.
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— Atlético de Madrid Femenino (@AtletiFemenino) July 6, 2020
La Liga Iberdrola ha dado muestras de progreso en los últimos años, pero aún tienen camino por recorrer para situarse a la vanguardia del fútbol femenino. Ese camino lo quiere recorrer en uno de los equipos que encadena esta metamorfosis del fútbol femenino. Al mismo tiempo, pretende mejorar sus aptitudes en el castellano, uno de las lenguas con más hispanohablantes.
«Dudé durante mucho tiempo si ir a Burdeos, es un buen proyecto y conozco a muchas chicas allí. Contactaron conmigo antes que el Atlético, pero cuando este me llamó quise probar la aventura. Quería cambiar de país y hablar un nuevo idioma para mi enriquecimiento personal. Desde el punto de vista deportivo, también es interesante descubrir algo más. La presidenta -Lola Romero- me llamó y me dio una muy buena imagen del Atlético».
Pero claro, todo proyecto debe estar acompañado de una majestuosa armonía. No es para menos, el club se juega ganar la Liga de Campeones y el primer escollo es su gran rival en el campeonato doméstico, El F.C. Barcelona. Las ansias de venganza son más que evidentes puesto que el club blaugrana acabó proclamándose campeón tras la suspensión del torneo regular debido a la crisis del coronavirus.
Para estar a la altura del reto, la portera francesa se ve en la necesidad de adaptarse con rapidez a un fútbol en el que la velocidad, la superioridad posicional y el pase adquieren mayor importancia. El proceso lo antepone a conseguir la titularidad a cualquier precio. Los motivos son claros puesto que se enfrenta a toda una subcampeona del mundo veterana como Lindahl.
«Las compañeras son geniales y la gente del club también. He notado el cambio de metodología de trabajo porque trabajamos mucho el pase, la posesión y el físico. Cuando empieza una temporada, el objetivo es jugar, pero nunca hay una garantía. Nadie me va a decir soy la número uno. Llego a un nuevo club, hay cosas que demostrar y es lo que voy a hacer. Cuando entrenas con alguien que tiene tanta experiencia como ella (37 años de Lindahl) es impresionante, desearía tener el mismo historial».
«Algunos podrán decir que soy una chaquetera, pero simplemente acabo de cambiar de club. Nadie elige el destino y ahora estoy muy feliz de estar en Madrid. El grupo conoce bien el rival y sus virtudes, pero nosotras también tenemos grandes cualidades. El partido se jugará en el campo, no antes. Estamos muy motivadas, yo realmente lo estoy. Soñamos con este partido, es una gran oportunidad. Depende de nosotras hacer algo y escribir la historia».
Imagen vía: Atlético de Madrid
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