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Mourinho sigue siendo Mou

Mourinho montó una tangana durante el partido, no felicitó a Mendilibar, despreció a sus jugadores, lanzó su medalla de sub-campeón y espero a los árbitros

José Mourinho volvió al pasado, a 2012, y volvió a esperar a los árbitros después del partido. El portugués, tras la final de Budapest, espero en el parking del Puskas Arena a los colegiados. Y los increpó al grito de «FUCK UEFA» («que le jodan a la UEFA»).

Que José Mourinho es un personaje, lo sabemos todos, y que no sabe perder también, pero ayer lo volvió a demostrar. Ya casi todo empezó antes de ayer, cuando en rueda de prensa comenzó a usar su prepotencia. Haciendo entrever que si el Sevilla era mejor equipo, no era por calidad sino por potencial económico.

Pero bueno, dejémonos de medias tintas y repasemos todo el espectáculo de Mourinho. Desde el minuto 0 hasta la marcha del estadio.

Mourinho y Medilibar: un frío re-encuentro

Comenzamos por el minuto 0, o -1, del partido. Va a comenzar el partido, y los entrenadores tienden a darse la mano. Hasta ahí todo bien, o no, la necesidad de atención de Mourinho es palpante. Y tras una rueda de prensa de pre-partido intensa, el mister de la Roma, decide hacer algo… ¿particular?.

El entrenador de la Roma, decide agarrarse a Mendilibar al más puro estilo de colegeo, pero, de mala manera, quitándole rápidamente la mirada. «Hacer lo suficiente para pasar desapercibido», así lo llamaba mi padre. Pero eso no se quedó ahí. El espectáculo debía de continuar.

Mourinho vs Jordan: Matic necesita un recambio

Mourinho, en un intento feo, sucio y rácano de evitar jugar, dejaba a Matic en el campo lesionado. Era el minuto 121, después de una primera caída por dolencia del serbio en el minuto 115. El partido se reanudó en el 119, sin cambio, y con un Matic que apenas podía caminar, por orden de Mou. En el 120 se vuelve a caer al suelo de los dolores, y Joan Jordán se lo recrimina al portugués.

Se monta la tangana de la prórroga, una tangana que se comería casi enteros los 6 minutos de añadido. Y que provocaría, que el partido se fuese casi al 133 (13 minutos más, cuando el árbitro había añadido 6). A favor de Mourinho, hay que decir, que esta vez no le metió el dedo en el ojo a nadie.

Los desprecios a Rui Patricio

El siguiente show, fue el más feo y grave de todos. Mourinho no confía en sus jugadores, y mucho menos en Rui Patricio, su guardameta. O eso aparentó el portugués.

El entrenador de la Roma decidió felicitar a Mendilibar antes de lo necesario. Ya cuando Montiel pateó el primer penalti, se encontraba de camino al banquillo sevillista. Tras pararlo el guardameta, Mou retrocedió, pero en cuanto lo hicieron repetir, el técnico de la Roma volvió a la suya. Montiel posaba el balón y Mourinho le daba la mano al técnico del Sevilla FC. ¡CON EL PENALTI SIN TIRAR AÚN! Solo demostró la confianza 0 en Rui Patricio y sus futbolistas al completo.

¿La medalla de sub-campeón? A la grada

El siguiente acto, de la obra de teatro que montó Mourinho durante la final, llegó en la entrega de premios. Como es protocolario, el club perdedor recibe una medalla de plata que otorga la UEFA. Esta medalla, sirve para reconocer el esfuerzo y trabajo del club perdedor, pero no para Mou.

El portugués recibió la medalla, se la quitó, y se la regaló a un seguidor de la Roma. Además, por si esto fuese poco, el portugués decidió, que ver al Sevilla levantar la séptima le dolía mucho, y se marchó. El entrenador portugués se fue al vestuario sin ver al Sevilla alzando el trofeo de ganador. Y para más inri, e intentando justificarse, decidió tirar de prepotencia, como de costumbre. «Siempre regalo las medallas de plata, me quedo con las de oro», declaró Mou.

Vuelve el Mou de 2012

Partido terminado, autobús en el parking, y el sevillismo celebrando su título en el vestuario. Pero de repente, algo extraño comienza a ocurrir. Mourinho decide quedarse en el parking del Puskas Arena dando vueltas. Y fantasmas blancos de 2012 sobrevolaban la zona.

Los árbitros salieron camino de su vehículo cuando Mou se acercó a increparles. «Sois una verguenza», «Estúpidos», «Sois una p*** farsa» y «Que os jodan, que le joda a la UEFA».Esas son algunas de las frases que tuvieron que oír los colegiados del encuentro. Sin palabras. Los hechos hablan más que las palabras, dijo alguien alguna vez, y con mucha razón.

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