Luis Suárez es el máximo anotador del Nástic de Tarragona pese a su juventud. La única buena noticia del conjunto de Enrique Martín en esta gris temporada.
La campaña grana está siendo decepcionante en todos los aspectos. Penúltimos en la clasificación a 5 puntos de la salvación. 15 partidos perdidos de 26 disputados. Y, lo peor, las cifras anotadoras son muy preocupantes: tan solo 16 goles a favor, por 32 en contra.
Poco a poco, se ha ido recuperando la fe en el milagro de la salvación, que parecía utópico hace apenas unas semanas. Y, gran parte de la culpa de esto la tiene Luis Suárez. Delantero colombiano cedido por el Watford que está mostrando un nivel descomunal. Es uno de los pocos que se ha mantenido en la plantilla grana tras la revolución del mercado invernal, dónde se vendió a más del 80% de los jugadores.
Desde el principio, aunque empezó jugando poco, mostró su valía, su atrevimiento en el uno contra uno y su efectividad dentro del área. Veloz, habilidoso y seguro de sí mismo. Trabajador. Lo que el Nástic necesita, vaya.
Él solito ha anotado el 44% de los goles de su equipo, es decir 7. 21 añitos y se ha echado el equipo a la espalda. Cuando nadie corre, él lo hace por todos, cuando nadie cree, él inyecta moral a través de goles, cuando todo parecía perdido, quemado, apareció él para socorrer a su equipo, para apagar los fuegos.
De hecho, si la afición todavía mantiene intacta la esperanza de salir de puestos de descenso es, en gran parte, por culpa del ariete colombiano. Ya es la estrella del Nástic de Tarragona, aunque su contrato finalice en junio. El equipo de Enrique Martín todavía tiene mucho qué decir, y Luis Suárez es su portavoz. Habla goles, habla magia, habla esperanza.
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