A doce jornadas de que concluya el campeonato liguero de la segunda división española, sigue sonando la alarma del descenso en San Sebastián, pero ya de una manera más atenuada.
El filial de la Real Sociedad acaba de cuajar su tercera victoria consecutiva después de quedarse los tres puntos frente al Sporting y ya encara el horizonte a corto plazo con el optimismo renovado. El equipo ocupa el puesto número diecinueve en la tabla clasificatoria y está sólo a cuatro puntos de mantenerse en la categoría. Los primeros pronósticos sobre el corto plazo ya se dejan ver por las apuestas de futbol, donde los blanquiazules parten como favoritos en la próxima cita contra el Burgos, aunque conviene tener en mente que la Real acumula un 42% de victorias, un 25% de empates y un 33% de derrotas.
Un doblete de Jon Karrikaburu, el killer vasco que ya suma 9 goles en la temporada, sirvió para alargar esta racha de buenos resultados que ayuda a soñar con la permanencia. No se antoja una tarea del todo compleja, si tenemos en cuenta la experiencia de Xabi Alonso en esto de firmar gestas (logró el ascenso de categoría) y la calidad de su plantilla, perfectamente dotada para ganar cualquier encuentro.
No hubo titubeos en el dibujo contra el Sporting de Gijón. El técnico guipuzcoano apostó una vez más por el equipo titular que tan buen rumbo está marcando en las últimas semanas. Es decir, por el 4-3-3 en el que Beñat Turrientes, Jon Ander Olasagasti y Roberto López ejercen de cerebro en el centro del campo. Por su parte, el conjunto asturiano llegó algo mermado por culpa de las bajas por lesión, pero la constancia y el acierto del delantero Djurdevic le sirvieron para mantener el tipo hasta el pitido final.
Con la idea de la posesión en mente
La sintonía de los primeros compases estuvo protagonizada por la posesión de una Real Sociedad con ganas de tener la pelota. A pesar de ello, fue Djuka el encargado de marcar a los dos minutos de contienda, aunque su gol fue invalidado por un claro fuera de juego. El objetivo de Xabi Alonso pasaba por hacer que el rival se encerrase atrás desde el comienzo, en una evidente declaración de intenciones. Así ocurrió. Aceptó el Sporting este reparto de roles y aguardó con un sólido bloque defensivo armado para la ocasión. Hubo que esperar hasta el minuto once para que el cuadro donostiarra tuviera su primera oportunidad. Una internada de Álex Sola por el carril derecho hasta línea de fondo provocó un rechace a favor del Sanse que Robert Navarro no pudo aprovechar del todo; su disparo acabó saliendo fuera.
Con el primer cuarto de hora cumplido se desató el juego en mitad de la cancha, dejando por momentos un escenario sin dueño en el que podía suceder cualquier cosa. Llegó así una de las jugadas más polémicas de la noche: el siguiente gol anulado, esta vez para el filial vasco. Alkain le arrebataba en ataque la posición a Borja López, logrando sacar un centro al corazón del área pequeña que remató Bogdan para marcar en propia puerta. No llegó a subir el tanto al marcador, puesto que la lectura del colegiado señalaba un agarrón previo sobre el central del Sporting.
Estaba siendo nuevamente la posesión para los de Alonso, máxime en la zona medular, donde un exultante Turrientes aparecía una y otra vez para dejar claro que toda la circulación pasaba por sus botas. La sincronía perfecta en la salida de balón orquestada por Clemente y Urko estaba reforzando además el dominio en la creación de juego. Pintaba bien el asunto, sin apenas peligro en contra, a excepción de un centro preciso de Kravets que encontró un remate de cabeza bastante tímido de Nacho Méndez.
Esta línea ascendente de la Real se convirtió pronto en estallido de júbilo, y es que el buen hacer del joven Karrikaburu dejó el primer gol del encuentro en el minuto 43. El delantero centro hizo de nueve puro abriéndose paso entre dos defensores rojiblancos, recibiendo la asistencia de Olasagasti y disparando a placer desde la frontal del área. Un tiro bajo pegado al palo izquierdo que batía de manera impecable al guardameta visitante dejaba así el 1-0 en el marcador penalizaba a un Sporting que estaba desarrollando un trabajo algo deficiente en el aspecto defensivo.
Una segunda parte decisiva
El paso por los vestuarios ponía cierto equilibrio sobre el césped. Contra todo pronóstico, la segunda parte arrancó con un Sporting de Gijón menos acomplejado y más resolutivo en acciones ofensivas. De hecho, llegó a acumular hasta seis remates antes de poner las tablas en el minuto 60. El gol partió una vez más de las piernas de Vasyl Kravets. El lateral izquierdo supo ver un desmarque certero de Rodríguez y este, habilitado en ese momento por un central donostiarra, le colocó la pelota a Djuka dentro del área chica para que firmara la igualada en el Reale Arena.
Tras el empate, llegó el turno de abrir el partido. Ambos bandos se disputaron la victoria en los últimos arreones, haciéndolo además con intensidad y mediante alguna que otra ocasión manifiesta. La primera la tuvo otra vez el ariete del Sanse, Karrikaburu, que al recibir un pase de Lobete al borde del área enganchó un tiro directo que puso en apuros a Diego Mariño, muy ágil en su intervención. No sólo no se amilanó el Sporting, sino que además respondió con una jugada de rechace en la que Pablo Pérez se la servía en bandeja a Eric Ramírez en línea de gol, donde apareció Urko para abortar el asunto.
Tras esto, volvió la Real Sociedad a adueñarse del partido, pero esta vez a base de coraje y buscando impetuosamente el tanto de la victoria. Después de numerosos intentos llegó el premio definitivo. Fue en un saque de esquina a favor. Un pase cabeceado por Urko hizo que la pelota tocara en el brazo de Ramírez, por lo que el árbitro lo tuvo claro: penalti para los donostiarras. Karrikaburu hacía el noveno en su lista particular y sellaba así el triunfo para su equipo.
Imagen vía: Real Sociedad.
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