Artículo de opinión sobre el cambio de paradigma existente en el mundo de la Comunicación.
El nivel de sensatez por parte de la sociedad española me causó escalofríos cuando escuché a un familiar, simpatizante del Real Madrid, decir que querría ver dentro de unos años a su hijo siendo un periodista idéntico a Tomás Roncero. En aquel momento, a punto estuvo de atragantarme al haber escuchado semejante burrada argumental.
¿De verdad deseaba que su hijo fuera un vómito personificado? Lo escribo de forma literal, ya que recuerdo haber provocado nauseas a mi pandilla tras haber pasado videos de Roncero bailando una samba, trapeando que el Real Madrid es el mejor club del mundo y, sobre todo, cantando Paquito el Chocolatero mientras se arrodillaba en un programa deportivo de dudosa calidad.
No era ni consciente de estar haciendo eso. Afrontar este tipo de situaciones sigue siendo muy complicado para mi. Me siento muy agradecido y feliz pero a la vez con mucha responsabilidad. Es una sensación extraña de estar como en una nube. https://t.co/dpYn97o0dx
— Ibai (@IbaiLlanos) August 11, 2021
No solamente causa mala leche ver como un padre puede proyectar los sueños frustrados sobre su hijo, también que mentes autoetiquetadas como metrosexuales y sofisticadas adoren a una casta periodística, deseosa de seguir los pasos de comunicadores con comportamientos dignos de momias. Ya no solamente se habla de encuentros o de fichajes como si se tratase de un dictamen notarial, también se percibe unas ansias de sangre de animal vivo con tal de sacar el carácter carroñero.
Liarla y liarla, hasta que colma el vaso
Acosos como los sufridos por parte de Luis Aragonés, Luis Enrique o Louis Van Gaal demostraron cómo las cloacas del periodismo tendrían su hora de matanza. Pero la gota que colmó el vaso llegó cuando una pandemia vírica puso en entredicho la supervivencia de la raza humana y cavó definitivamente la tumba del Periodismo perpetrado en medios de comunicación tradicionales que sacaron todas sus vergüenzas.
Hubo millones de rescate a las televisiones privadas por parte del Gobierno mientras se le cobraba la cuota de autónomos en pleno confinamiento domiciliario y, aunque recibieron ese rescate tan ruin y miserable, no hubo dinero que solventara la pérdida de credibilidad sufrida en todos los sentidos. El deporte es solamente la puntita del icebergs de sus propios Titanics.
Recuerdo que llegó mayo de 2020 y se iba a hacer oficial el fichaje de Carlos Sainz por Ferrari, lo que me llevó a saciar mi curiosidad de saber la reacción de un telediario deportivo ante una buena noticia para el deporte español. La sorpresa fue sacar una noticia centrada en ver a Sergio Ramos aprendiendo a tocar el piano durante el confinamiento.
Curiosamente, esas personas terminan quejándose de por qué Lionel Messi prefiere que el streamer por excelencia en España, Ibai Llanos, esté en su presentación como jugador del PSG a almas fósiles en el apartado comunicativo. Queda muy bonito excusarse en que muchos están mayores para tener el carácter desenfadado de youtubers, pero parece que no entendieron nada.
Por supuesto que no todo el mundo tiene las capacidades innatas para hipnotizar espectadores. Yo mismamente empecé en YouTube allá por diciembre de 2016 con unos videos que son carne de Auronplay y de pitorreo por parte de mis amigos.
Vip Deportivo es mi Ibai especial
Afortunadamente, me di cuenta que la comunicación audiovisual no era lo mío, pero sentía cierta comodidad escribiendo, concretamente en VIP Deportivo, al igual que mi paisano Manuel Juliá con la literatura deportiva. En la misma medida, el periodista Pepe Brasín apostó por hacer podcasts de radio sobre la NFL, sin dejar atrás a otros deportes como el fútbol o la NHL.
De una forma o de otra, es cuestión de sentirse uno mismo para que el trabajo se convierta en pasar un rato agradable como si se tratase de estar con tu amada pareja. ¿Pero qué esperamos de una sociedad superficial y bienquedista dispuesta a amar más a los funcionarios que a los aventureros?
Está de moda tragarse sapos
Pobre chaval al que se le pide tragarse sapos como tomarle por idiota cuando se percata de que se está ejerciendo a la perfección la manipulación mediática para defender a Sergio Ramos a pesar de sus plantones por su mala planificación deportiva. Ya ni hablemos si el sueño de su padre es que decida vender su dignidad haciendo el payaso en su propio periódico, en un programa televisivo o, simplemente, escribiendo sus propios artículos.
¿Tan sencillo es pedir que no se avergüence de sus deseos y de sus talentos y trabaje a través de ellos? El camino puede ser más complicado, pero no vendes el alma al diablo y las recompensas adquiridas tienen mejor sabor. En definitiva, caminante no hay camino, se hace camino al andar, o en otras palabras, menos Ronceros y más Ibais.
Puede resultar absurdo que por un deporte como el fútbol se forme tanto debate. Aparte de ignorar las discrepancias que puedo sentir ante la hipotética insignificancia del balompié, considero que temas como la Economía, la Política o la Filosofía tienen mayor connotación en la Sociedad. Por lo tanto, si no somos sensatos y fieles a nuestra forma de ser en algo «tan simple», peores consecuencias podremos pagar en asuntos mucho más trascendentales.
Si no pasa con el fútbol, ¿Qué pasará con la Política?
Precisamente la bajeza periodística vista en el Deporte no pasó inadvertida en la actualidad. Sin ir más lejos, el único periodista capaz de informar a la población sin filtro, pero con la educación exigida y evitando todo sensacionalismo amarillista, fue Iker Jiménez. Efectivamente, lo hizo el friki tarao del Misterio, que incluso David Broncano tuvo la poca vergüenza de mojarse de él diciendo que al ser alguien tan misterioso, alguna vez acertaría.
¿Qué se puede esperar de un señor que vive de una televisión privada que pone una cuota mensual desorbitada cuando otras plataformas en streaming son mucho más económicas? En fin, unas ponen precios dudosos de su viabilidad económica, y otras no rentables, directamente se rescatan con dinero público en mitad de una pandemia para seguir faltándole el respeto al espectador dándole información mugrienta. Pero cuidado, los poco profesionales, niñatos y no periodistas son las nuevas generaciones. Hay que fastidiarse, por no decir algo más malsonante.
Imagen principal vía:@IbaiLlanos
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