Artículo sobre la mala racha cosechada por parte del submarino amarillo
Una caldosa mañana de diciembre no rompió el deshielo al que se ve sometido el Villarreal durante las últimas semanas. Lucas Ocampos incidió en la herida para incrementar las taquicardias impregnadas por el frío de verte lejos de los objetivos propuestos, pero sintiendo como el precipicio recuerda su presencia. Nadie querría caminar en semejantes aguas, sobre todo cuando la energía quiere navegar en terrenos carentes de fango.
Al fin y al cabo, el submarino amarillo vendió cara su derrota en su particular subida a los Pirineos. Celta, Manchester, Barcelona y Sevilla forjaron un agudo dolor. Duele perder cuando juego exhibido no se compensa a base de victorias que hubieran valido su peso en oro. No se trata de tener un comportamiento soberbio, ya que el mero hecho de no ganar urge la necesidad de incrementar el nivel, pero Emery dio motivos para la esperanza.
#SevillaFCVillarreal | 1-0 ⏱ 90'+6' | Final en Sevilla ⌛️🔚. pic.twitter.com/JLORFLLoyt
— Villarreal CF (@VillarrealCF) December 4, 2021
Esperanza acompañada de angustia
Dijo Francis Bacon que «la esperanza es un buen desayuno, pero una buena cena». Desafortunadamente, el juego groguete ha dejado la misma sensación para sus aficionados. El buen trato con el balón al espacio, la presión en el área rival y la fuerza de voluntad por asediar la portería rival engrandecieron el orgullo del Villarreal, pero la intención no terminó haciéndose realidad.
Utilizar la retaguardia en exceso, el ansia por encontrar el gol y la precipitación a la hora de ser uno mismo dirigieron las victorias al paraíso del limbo. Sevilla continuó perpetuando semejante situación, sobre todo Julen Lopetegui supo incidir en los defectos groguetes, que era acelerar el pulso al corazón amarillo cuando la retaguardia se empeñaba esconder el balón y atraía líneas ofensivas.
El pulso se contagió y terminó por ofrecer sangre a un Lucas Ocampos que perforó la portería de Rulli. Un solo golpe bastó para que la ansiedad se hiciese angustia. Subieron las palpitaciones y las piernas obedecieron a un tembleque inconsciente, que disminuía la posibilidad de ser uno mismo. Por fortuna, la voluntad se acostumbró a semejante situación para que Vila-real no bajase los brazos. Pero el ansia del gol terminó jugando una mala pasada. El error de Gerard Moreno lo dice todo. Por suerte, el 9 está acostumbrado a levantarse.
Imagen principal vía: Villarreal CF web oficial. www.villarrealcf.es.
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