Artículo sobre los entresijos temporales que han brotado en el trazado trasalpino.
La máquina del tiempo abarca una gran reserva de recursos listos para salir a escena si el patrimonio económico de la Fórmula 1 está en entredicho, ya que la pandemia obligó a sacar a relucir su tarro patrimonial como Nürburgring o Imola. Este último trazado no ha dejado de ser mencionado como patrimonio irreversible dentro del calendario por la atmósfera histórica que respira.
Si acentuamos nuestro espíritu nostálgico, podemos afirmar rotundamente que el circuito situado en la región de la Emilia-Romagna ofrece un Escape Room para catalogarla como la Meca de la Fórmula 1, demostrando la necesidad de doctorarse en tierras trasalpinas si pretendes pasar a la eternidad. Cabe recordar que la pista se ubica a escasos kilómetros de la sede central de Ferrari, ¿y qué mejor sitio para ponerse el virrete de leyenda a los ojos del paraíso ideado por el Commendattore Enzo Ferrari?
Cuando el padre del imperio tiffossi ostentaba la condición de mortal, sacó por su boca un mandamiento irrevocable para tener pie en la gloria que decía: «ningún hombre será el mejor si no tiene fuego en la sangre». Aunque la metáfora junte uno de los elementos de la naturaleza con la grandeza que Ferrari se ha forjado a pulso, la esencia de la victoria no distingue de colores a lo largo del recorrido turístico expuesto en la pista trasalpina.
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— Autodromo di Imola (@autodromoimola) January 12, 2021
Porque aunque la muerte temprana en la flor de la vida siempre duele severamente, pero queda dulcificada si ese momento fatal surge cuando estás haciendo lo que más te apasiona, en el caso de Ayrton Senna fue tratar de batir a su posible sucesor, Michael Schumacher, pero fue tan al límite que su impulsividad no fue compatible con la falta de seguridades de los monoplazas emergente durante 1994.
Precisamente fue el día que por desgracia Michael perdió un rival, y nueve años más tarde demostró su profesionalidad absoluta, ya que el fuego recorrido por sus venas le empujaron a lograr su primera victoria en Imola durante la temporada 2003 horas después de haber asistido al final de su madre. También asistió al principio del final de su legado dos años más tarde, cuando acabó sucumbiendo en un tremendo cuerpo a cuerpo contra Fernando Alonso, y a su intento de hacerse inmortal luchando contra el soplido del tiempo al vencer al propio Fernando en otro cuerpo a cuerpo espectacular en 2006. Catorce años más tarde, volvió el trazado a las andadas en condición de interino y supuso el sello final al dominio de Lewis Hamilton.
Pero ha tenido que surgir una pandemia para que la Fórmula 1 intente aumentar el valor de sus principales fuentes patrimoniales, ya que Liberty Media ha visto la importancia de escoger los escenarios idóneos para mostrar los finales de dinastías. Y ante la oleada de nuevas promesas y veteranos dispuestos a humanizar la teoría de la relatividad en su apartado temporal de Albert Einstein, es posible que el final de Hamilton está cerca y vengan genios con sangre de Il Commendatore. Pero como siempre, la respuesta la tiene el mejor guionista de toda la faz universal, el tiempo.
Fuente de la imagen: @autodromoimola