El Real Valladolid se lleva un punto ante un impotente Athletic de Bilbao. El planteamiento de Sergio González, clave para el resultado final del partido.
Tras el parón de selecciones, el Real Valladolid volvía a vestirse de corto, y nada más y nada menos que en el Nuevo San Mamés, un auténtico templo del fútbol.
Sergio Gónzalez decidió no arriesgar en Bilbao. Volvió a alinear a los once jugadores que salieron de inicio en el anterior partido ante el Atlético de Madrid. Masip en portería, Nacho, Salisu, Olivas y Moyano formaban la línea defensiva. Míchel y Joaquín volvían a ser los cerebros de la medular. Toni Villa y Óscar Plano serían los encargados de internarse al área desde las bandas y de colgar balones a Guardiola. Precisamente, junto a él, llegaba la única novedad de Sergio; Ünal entraba por el lesionado Sandro.
El inicio del partido, para los blanquivioletas, consistió en esperar al Athletic. Casi veinte minutos así, muy cerrados por dentro y sacando los balones colgados de Muniaín y de Williams.
La primera ocasión clara del partido llegó tras una pérdida de Sergi Guardiola y una gran jugada de Iker Muniaín, que dejaba el balón perfecto para que Raúl García tirara a placer. Por suerte, Masip fue un muro y blocó el balón.
En la siguiente jugada, los pucelanos perdonaron la ocasión más clara del partido. Ünal se quedaba completamente solo frente a Unai Simón, que hizo gala de sus reflejos. Un mano a mano que bien podría haber valido los tres puntos.
Cuando el Real Valladolid comenzaba a despertar, llegó Iñaki Williams para destrozar las redes de la portería de Jordi Masip en el minuto 33´. Rugía San Mamés y el Athletic se iba al descanso con ventaja en el marcador.
En la segunda parte, los de Sergio hicieron un fútbol mucho más vistoso. Un juego magnífico de toque intentando llegar a la portería de Unai. Finalmente, llegó el tan ansiado gol del Pucela. En el minuto 70´, un centro de Nacho se colaba en la portería del Athletic tras rebotar en la cabeza de Íñigo Martínez. 1-1 y el Real Valladolid se crecía.
La segunda mitad fue completamente diferente para el conjunto visitante, y más cuando el míster se dio cuenta del planteamiento técnico de los leones. Sergio dio entrada a Pedro Porro y a de Frutos, que debutada con la camiseta blanquivioleta, renovando el carril derecho.
Pese al buen juego en la última media hora del Real Valladolid, los de Garitano seguían insistiendo. Siete paradas decisivas de Jordi Masip, que estuvo estratosférico, fueron claves para el resultado final.
Un punto clave que viene a Zorrilla tras una inmensa segunda parte a nivel estratégico del Real Valladolid, que ya espera al Eibar el próximo sábado.
Imagen principal vía: Athletic Club.