El revuelo que ha generado la reunión entre el FC Barcelona y el agente del francés ha dejado perplejo al aficionado barcelonista, pero desde el club son conscientes que todo acto conlleva una consecuencia
En la Ciudad Condal ha regresado la lluvia en pleno regocijo. Y es que, el flamante fichaje de Ferran Torres ha pasado a un segundo plano tras la negativa de Dembélé a su renovación. El extremo galo y el club llevaban cuestión de cinco meses entablando conversaciones para prolongar su contrato, el cual termina en verano de 2022. No obstante, días después de que la entidad culé anunciase la incorporación de Ferran Torres, las tornas han cambiado. Dembélé se cierra en banda, e incluso complica la inscripción de Ferran.
Anteayer, el Barça y el agente de Ousmane (Moussa Sissoko) establecieron una reunión para sentenciar el rumbo de la carrera del francés. Según podíamos observar durante estas últimas semanas, todo parecía indicar que Dembélé estaba reencontrándose consigo mismo después de cinco temporadas infructuosas. Es más, a través de sus redes sociales hacía guiños al FC Barcelona y a su hinchada.
Sin embargo, una vez terminada la reunión, el periodista Gerard Romero confirmó en Jijantes (su canal de Twitch) que la negociación estaba completamente rota. El motivo principal fue las desorbitadas cifras económicas que exigía el representante: Sissoko puso como condición que Dembélé cobre 30 millones de euros brutos por temporada (más de lo que cobra actualmente) y más variables según vaya disputando los siguientes partidos. Además, el agente reclamó 15 millones para él y otros 30 para el jugador por renovar. Números inalcanzables para la institución.
Por otro lado, el club le ofreció un nuevo contrato con una ficha salarial más reducida debido a la crítica crisis financiera que sufren, pero con incentivos en función del rendimiento que muestre Dembélé. Dicha propuesta no fue plato de buen gusto para Sissoko, que se mostró tajante y dejando a su representado con un pie y medio fuera de la Ciudad Condal.
El Barça de Laporta, pura mano dura
En la era de Josep María Bartomeu, el antiguo mandatario del conjunto azulgrana, era usual ver al club desembolsando cantidades inimaginables y a cualquier jugador con un salario desorbitado. Ejemplo de ello es el mismo Ousmane Dembélé, que para abandonar el Borussia Dortmund, hizo gastar 135 millones de euros al FC Barcelona. Por ende, la herencia que dejó Bartomeu provocó una severa crisis económica.
La llegada de Joan Laporta a la presidencia del club ha conllevado, en términos económicos, una gran mejora. El actual presidente todavía sigue en pleno proceso de sanear las cuentas del Barça y, para ello, exigencias como las del entorno del atacante francés están fuera de lugar. El combinado catalán no está en posición de derramar dinero y todo ingreso siempre será bienvenido para tapar dicho agujero de gusano. Es por ello que, en vista del coste que supuso Dembélé y de su consideración en el mercado, Laporta quiere obtener algún beneficio por él. De la única vía que dispone para conseguirlo es dejándole marchar en este mercado invernal, ya que, una vez concluya la ventana de traspasos, Ousmane abandonaría el club a coste cero en verano.
El precio que estiman desde las oficinas sería de 10 millones de euros, y tal y como informa ‘Esport3’, el Chelsea está al acecho de la situación y Tuchel ya se habría puesto en contacto con el delantero. Ambos coincidieron en el Borussia Dortmund, donde congeniaron a las mil maravillas.
De acuerdo con la información de esta misma fuente, si el mosquito no siguiese esta instrucción, el presidente le enviará a la gradería hasta final de temporada. Un total de seis meses sin vestirse de corto. La peor condena para cualquier futbolista.
Por el momento, Xavi aún no ha recibido la orden, aunque el técnico español es partidario de seguir contando con él aunque lo renueve.
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