El Wanda Metropolitano vivió una de sus primeras noches mágicas durante sus dos años de existencia. El Atlético de Madrid dejó en tablas un encuentro que se antojaba como una nueva decepción europea.
El gol de la igualada de Jiménez en el tiempo de descuento puso patas arriba a una afición que nota como su equipo va mutando síntomas de un grande de Europa. No solamente por ver como un estadio que lleva en volandas a un grupo humano capaz de igualar un 0-2 en contra, también porque los de Simeone no mostraron reparo por poner casi toda la carne del asador a costa de deslizar pequeñas grietas defensivas.
Dichas grietas las aprovechó una Juventus que improvisó su actuación que se alejaba considerablemente de la nueva metodología que quiere imponer Sarri a sus hombres. De este modo, los colchoneros llevaron la manija del juego y los transalpinos esperaban a la contra. Ambos formaban un puzzle perfecto, ya que Joao Félix, Trippier y Thomas llegaban con asiduidad al área rival, pero no eran solventes de cara al remate.
Por otra parte a la Juventus le bastaron dos jugadas de ataque para poner tierra de por medio. Cuadrado realizó una jugada individual bestial para arrancar las telarañas de la portería rival. Minutos más tarde, Matuidi remató de cabeza una jugada ensayada para romper el corazón de los aficionados atléticos.
Parecía que se había confirmado la llegada de una de las noches más oscuras de Madrid en competición europea. Sin embargo, el espíritu de Juanito acechó en forma de corazón colchonero. En ese preciso instante, gente como Héctor Herrera, Savic, Joao Félix o Vitolo se echaron el equipo a las espaldas.
Ellos empujaron, pero los goles tuvieron lugar a pelota parada. Savic alimentó al tiburón engrandecido por el néctar de la esperanza y Jiménez rompió miles de gargantas por la igualada final cuando iba a morir el encuentro.
Sin duda, este encuentro retrata su aburguesamiento. No solamente ha aprendido a dar machada como los grandes, pero ha aprendido la humildad defensiva de un equipo hambriento. Oblak tuvo que compensar los desajustes defensivos fruto del anarquismo imperante por la emoción del encuentro.
Por lo tanto, este encuentro calca la actuación realizada ante un Eibar que le puso en aprietos. No podemos dudar del alma de este bloque que se ha hecho mayor. No obstante, debe recordar el niño que lleva dentro para recuperar la solidez en la medular. Si cumplen con lo propuesto, le esperan muchas alegrías a los chicos de Simeone.