
Análisis que permite poner en escena las contradicciones emergentes sobre los éxitos y fracasos de la selección española.
La selección española tuvo un inicio de fase de clasificación para el Mundial 2022 de Catar lleno de grandes dudas en la afición esperanzada en volver a repetir las mieles del éxito. El empate ante Grecia, la victoria in extremis ante Georgia y y el triunfo por 3-1 ante Kosovo tras haber mostrado un juego que en ciertos minutos despertaba aburrimiento supuso el inicio de las críticas hacia los detractores de Luis Enrique.
Una vez más, el seleccionador asturiano volvió a dar muestras de su personalidad arrolladora debido a la presencia de valores meritocráticos en la convocatoria. Jugadores como Robert Sánchez, Bryan Gil, Pedri o Pedro Porro debutaron como internacionales, al igual que jóvenes como Eric García, Marcos Llorente y, sobre todo, Dani Olmo y Ferrán Torres dieron un gran paso adelante.
Savia nueva con distintos estilos
Tanto Dani como Ferrán mostraron mayor valentía para disparar, encarar y buscar el último pase en 3/4 partes de campo. En la misma proporción, Marcos Llorente se mostró muy contundente en la presión tras pérdida en el lateral y ofreciendo grandes incorporaciones desde atrás, sin llegar a encarar, pero mostrándose incisivo a la hora de atacar. Tampoco podemos olvidar la capacidad de Eric García para sacar el balón jugado y trabajar para establecer orden en la defensa.
Fue precisamente la convocatoria de Eric García sin haber jugado con el Manchester City durante gran parte de la temporada 2020-21 tras haber anunciado que no renovaría con la entidad celeste lo que desató la polémica ante los periodistas hoolingans y aquellos que vendieron su ética profesional y objetiva al mejor postor.
Distorsionando si el entrenador no tiene nuestros colores
Cuando alguien vende su alma al diablo, la hipocresía acecha sin compasión en el discurso del comunicador. Resulta comprensible que existan detractores hacia la convocatoria de Eric García por el combinado nacional por la falta de minutos, ya que prima la meritocracia. Pero resulta pestilente invertir más de media hora en debatir sobre si Luis Enrique es o no es respetuoso con Sergio Ramos si le da una reducida cantidad de minutos.
Independientemente de que el hispalense tenga o no tenga problemas físicos, no es el primero, ni será el último peso pesado de la selección que pisa el banquillo, o ni tan siquiera es convocado. Luis Enrique también ha dejado en el banquillo a Sergio Busquets e incluso no ha convocado en determinadas ocasiones a «amigos del Barça» como Jordi Alba o Sergi Roberto.
Meritocracia y estilo, valores cruyffistas
De este modo, la meritocracia queda fuera de toda duda. ¿Pero podemos decir que existe el carácter meritocrático aunque se convoque a Eric a pesar de tener problemas? Siempre hay excepciones que rompen la regla, ya que Luis Aragonés también esperó para Alemania 2006 a Xavi y a Raúl y Vicente Del Bosque hizo lo propio con Fernando Torres y Andrés Iniesta.
Por tanto, podemos decir que la meritocracia forma parte de un cruyffismo iniciado por Johann Cruyff, y secundado por Luis Aragonés y Pep Guardiola que no sintieron pavor en poner al jugador según sus percepciones, y no por decreto.
Otro aspecto en el que crecen las críticas es la supuesta falta de calidad de los jugadores, ya que casi ninguno tiene nombre y, para colmo, se ganan muchos partidos con lo justo y necesario. Parece que la afición suele sufrir de memoria selectiva. Es muy fácil admirar el trabajo de Luis Aragonés por apostar por bajitos que acabaron marcando toda una época. ¿Pero había nombre suficiente para hacerlo?
No importa el nombre que tengas
Si nos fijamos en los candidatos al Balón de Oro para el año 2007, solamente había un español en el top 15 que era Cesc Fábregas. A continuación, teníamos a un Iker Casillas en 27º posición con tan solo tres puntos. El mostoleño debió sentirse afortunado, ya que otros como Raúl González, Fernando Torres o David Villa no recibieron ningún voto a pesar haber sido nominados.
Los premios individuales están dominados por jugadores procedentes de la Premier League que no dejaban de arrasar con sus clubes en Europa. Fue la tormenta perfecta para que se clamase al cielo la presencia de Rafa Benítez como seleccionador. Pero la no clasificación de Inglaterra a la Eurocopa 2008 fue la muestra de que no todo es la calidad, sino el esquema.
La España de Luis Aragonés comenzó a experimentar un estilo propio basado en la presión alta, posesiones largas y regate, pero con la presencia de un mediocentro defensivo para otorgar equilibrio táctico. Raúl no tenía cabida en el once ni en un grupo sano sin egos, del que formaron parte colchoneros como Pablo Ibáñez o Mariano Pernía, reds como Fernando Torres o Xabi Alonso, amarillos del Villarreal como Marcos Senna, Joan Capdevila o Santi Cazorla, jugadores del Espanyol como Albert Riera o Raúl Tamudo, los culés Xavi, Puyol e Iniesta y los valencianistas Carlos Marchena, Albelda, Joaquín, David Silva o David Villa.
La meritocracia individual estaba por encima del rendimiento que pudiese dar en el equipo que fuese, incluso si descendía o luchaba por no bajar, ya que Luis no tuvo problema en llamar a Sergio García del Zaragoza, a Rubén De la Red del Getafe o a Ángel del Celta. Lo importante era hacer que el balón corriesen más que los jugadores más altos y fuertes que los españoles. Victorias ante Suecia por 3-0, por Dinamarca por 1-3 y por 1-0 ante Francia e Italia entre octubre de 2007 y abril de 2008 sellaron la existencia del talento en el equipo español.
Por tanto, queda claro que la meritocracia a nivel individual debe ser premiada independientemente del club o edad que tengas, siempre y cuándo se alinee con un estilo de juego y a un grupo sano. Este cúmulo de valores hizo Campeona a España en 2008, le pese a quién le pese. Sin embargo, ¿cuáles son los vicios de la selección española que la alejan del «fútbol total» cruyffista?
Lentitud y estatismo no son cruyffismo
El porcentaje excesivo de pases horizontales dados con una pronunciada lentitud y el inmovilismo de los jugadores en el campo incitan al aburrimiento por parte del público. No existe idea errónea, si no idea mal aplicada. Lo mismo que puede irritar ver a un Atlético de Madrid agazapado sin necesidad, uno puede tirarse de los pelos si encuentra a un equipo que abusa de posesiones defensivas.
Es un vicio del que la selección se ha visto tentada de abusar desde que ganó la Eurocopa en 2008. No cabe duda que uno espera victorias más contundentes sobre victorias con menor coeficiente FIFA. Pero no solamente podemos ser testigos sobre la existencia de partidos entre Francia o Alemania ante equipos inferiores en los que se las desean para puntuar, la España Campeona de Vicente Del Bosque también ganó partidos por la mínima abusando de posesiones defensivas.
¿Acaso criticamos si venimos de una marea perdedora y ocultamos si venimos de ganar, o bien sacamos el hacha si el postor lo ve conveniente? Son preguntas fáciles de predecir, pero difíciles de certificar, que no alteran la existencia de una ideología que ha hecho grandes al Ajax, F.C. Barcelona o a la selección española.
Imagen vía: @SeFutbol