Artículo de opinión sobre los pilotos que han nutrido de éxito sus carreras deportivas alejados de la Fórmula 1.
La frustración de Fernando Alonso durante la vuelta de la alianza entre McLaren y Honda peligró su permanencia en el mundo del Motorsport, pero el nuevo CEO de la escudería británica, Zak Brown le transmitió su corazón expansionista cuando le ofreció competir en las 500 Millas de Indianápolis allá por 2017, siendo el principal líder del proyecto expansionista del estadounidense bajo el paraguas de Mario Andretti. Aquella decisión no pasó inadvertida en el mundo de la Fórmula 1, ya que generó multitud de opiniones que regaba la planta del «amodio» generada hacia el español.
Gente como Lewis Hamilton o Felipe Massa mostraron su total apoyo a la categoría reina, dejando a las demás competiciones a la altura del betún, mientras que gran parte de los amantes del Motorsport sintieron gran admiración por un piloto que salió de la zona de confort para seguir evolucionando como profesional. Muchos pensaron que Fernando había comenzado a viajar hacia lo desconocido, pero el cegamiento ocasionado por el fanatismo de la «Alonsomanía» hizo olvidar que existe un grupo de pilotos extremadamente interesante que han explotado su talento fuera de la Fórmula 1.
Si las aventuras del asturiano en el WEC, 24 Horas de Daytona, IndyCar o el Rally París-Dakar le han ayudado a mantener un gran estado de forma antes de su aterrizaje en Alpine, los no elegidos por Red Bull para luchar en la cima han encontrado su hueco fuera de la Fórmula 1. Alexander Albon parece ser el próximo elegido para triunfar en territorio «aparentemente» desconocido, ya que pilotará en el DTM mientras realiza la labor de piloto de pruebas para la escudería de las bebidas energéticas.
Como muchos otros, entraron en un determinado programa de jóvenes pilotos para ser Campeón del Mundo de Fórmula 1. Pero las plazas por ganar son más que limitadas y el baremo de méritos acaba siendo exterior a tu propia acción, ya que el tiempo y espacio suelen ir por libre, circunstancia que acaba cerrando una puerta y abriendo una ventana.
Dicha ventana supone una apertura hacia lo desconocido, que quizás no llene el vacío que suponga compartir gloria con leyendas como Juan Manuel Fangio, Niki Lauda, Alain Prost, Michael Schumacher o Lewis Hamilton, entre otros, pero permite satisfacer las necesidades básicas de un piloto que no son otras que saciar su espíritu competitivo a base de victorias y de la incertidumbre necesaria para sentirse vivo, sin olvidar los aprendizajes adquiridos en la complejidad que atesora la resistencia en el WEC, la técnica de conducción en los óvalos de la IndyCar o el arte de dar el máximo ahorrando batería en la Fórmula E trazando a la perfección en algunas de las ciudades más importantes del mundo.
Todos estos apasionantes lo han afrontado pilotos desterrados de Red Bull como Sèbastien Buemi o Jean Éric Vergne que han llegado a levantar triunfos en la Fórmula E y en Le Mans, mientras que otros con más pena que gloria en la Fórmula 1 han hecho lo mismo que el suizo y el galo. Lucas Di Grassi en la categoría eléctrica y los nipones Kazuki Nakajima y Kamui Kobayashi en resistencia demostraron el talento que tenían escondido y que no dejaron explotar. Stoffel Vandoorne parece estar destinado a correr el mismo éxito, ya que ha rodado en la parte puntera de la parrilla de la Fórmula E, pero necesitó un año de adaptación que le sometió a luchar estoicamente por los puntos.
Aquel año de aprendizaje por parte del belga de Mercedes dejó entrever el nivel existente en competiciones catalogadas como si fueran «de segunda». Además, un piloto totalmente recurrente en Fórmula 1 como Felipe Massa no ha llegado a ofrecer un rendimiento notable, demostrando que el déficit de su rendimiento acaba repercutiendo en retos más allá de Sauber, Ferrari y Williams. Aunque este afán de trabajar en pruebas que te permitan conseguir la «Triple Corona» eran retos emergentes durante los años 60, esta versatilidad ha existido a lo largo de los últimos años, ya que portentos al volante como Jacques Villeneuve o Juan Pablo Montoya aterrizaron en la Fórmula 1 gracias a su experiencia en EEUU, mientras que otros como Marc Gené o Alexander Wurz saciaron la falta de oportunidades en el «Gran Circo».
No todos son del mismo pensamiento y, más allá del pensamiento de Lewis Hamilton sobre la supremacía total de la Fórmula 1 sobre el resto de certámenes deportivos, hay pilotos que han optado por agarrarse como clavo ardiendo a la atmósfera infernal lanzada debido a la feroz fuerza de rozamiento de los pilotos por hacerse un hueco. El miedo a que haga frío fuera del caldero de Satán supuso que pilotos como Pedro Martínez De la Rosa o Danil Kyvat se aferrasen a un puesto de piloto probador, mientras que Jaime Alguersuari optó por buscar sin moverse en la pista, si no en la Música.
A día de hoy, la competencia es mayor y los caminos están definidos, pero la dificultad por escoger la transversalidad y la incertidumbre aumenta. Porque la transversalidad permite resucitar hilos argumentales o darles expansiones extra a guiones de leyenda, pero bifurcar hacia la misma te llena de vértigo. Albon ha optado lanzarse y su rendimiento determinará si lo malo conocido o lo bueno por conocer tiene la razón.
Fuente de la imagen: @alo_oficial
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