
Artículo histórico sobre cómo la mentalidad de Enzo Ferrari selecciona quiénes entran en el Hall of Fame de la escudería italiana.
2020 fue uno de los peores años de la Historia de Ferrari, ya que pasó de ser un candidato al título a divagar en la clase media con más pena que gloria.
Al mismo tiempo, parecía situarse como la temporada en la que se vería luz a final del túnel con la marcha de Sebastian Vettel a finales de la misma y la consecuente incorporación de Carlos Sainz de cara a 2021.
El espíritu de Ferrari se tiene o se consigue
La aparición del español puede suponer un espíritu chovinista porque el autor de este artículo tenga la misma nacionalidad. Nada más lejos de la realidad, la humildad para aprender de las situaciones adversas sin difamar basura hacia los equipos que te permiten trabajar en tu pasión es un valor universal que no entiende de nacionalidades.
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— Scuderia Ferrari (@ScuderiaFerrari) February 26, 2021
Curiosamente, Carlos Sainz compartirá plantel con un piloto joven que reparte ambición con humildad llamado Charles Leclerc. Puede tratarse de términos contraproducentes, pero la Historia se ha encargado de demostrar que se puede ganar dejando atrás el excentrismo, tal y cómo han hecho pilotos como Nico Rosberg o Jenson Button.
Charles Leclerc, a la sombra de Enzo Ferrari
Estas dos cualidades son primordiales para toda persona que quiere triunfar en la vida, sobre todo si estás en el templo ferrarista que es propiedad intelectual de Enzo Ferrari. Il Commentatore italiano fue precisamente quién adquirió los valores de humildad, superación y amor hacia unos colores cuando le tocó crear su imperio contra viento y marea.
Al fin y al cabo, fue un niño incomprendido en su familia y tuvo que demostrar que la competición era su «hobby» y lo que le iba a dar para comer y, sobre todo, vivir. Además, saboreó la cima y la destrucción de sus propios éxitos ante los vaivenes bélicos existentes en el siglo XX. En menor medida y en contextos diferentes, el propio Leclerc le ha tocado vivir momentos desalentadores al igual que Enzo.
Haber perdido a su «hermano sin sangre» Jules Bianchi y a su padre entre los años 2015 y 2017 le llevaron a aumentar la calidez de su abrazo hacia la competición y, para más inri, Ferrari. Porque cómo si de un paralelismo se tratase, la casa trasalpina le ha visto nacer, crecer, superar la adolescencia con mano hierro, debutar en Fórmula 1 en su equipo filial, Alfa Romeo y dar el salto a los bólidos rubíes en 2019.
Charles era consciente de que la veteranía y los títulos de Sebastian Vettel le dejaban en un rol secundario. Afortunadamente, el monegasco demostró que el rol se gana en la pista derrotándole con mano de hierro en su primera temporada con los de rojo, pero sobre todo fuera de ella. Nunca puso una mala cara si las estrategias de carrera favorecían al alemán, ni tan siquiera cuando Ferrari no estaba a la altura de los mejores en 2020.
A la altura de Gilles
Curiosamente, la actitud de Leclerc que es similar a la de Carlos a lo largo de su trayectoria a la de Gilles Villeneuve, ojo derecho del propio Enzo Ferrari. El canadiense se mostró combativo ante su compañero de su tiempo, el francés Didier Peroni y fue sincero con su jefe italiano cuando le dijo que uno de sus bólidos no mostraba el nivel suficiente, pero que lo pilotaría por fidelidad a su persona.
Su fallecimiento le privó de alargar su carrera deportiva los años que suele desear un piloto vocacional, pero consiguió ganarse el cariño de Enzo. Este hecho demostró que los títulos son un mero número matemático que no puede con los valores de profesionalidad y personalidad de un pilotos. Además, Carlos Sainz ha conquistado a McLaren por su trabajo durante dos años y, sobre todo, su compañerismo.
Dichas aptitudes siempre van a asegurar un lugar en el corazón de grandes familias, tal y cómo pueden ser las de Ferrari, McLaren o Williams, entre otras. Es cierto que los pilotos son contratados para ganar, pero también importa el cómo y por qué. Sin ir más lejos, Michael Schumacher tardó cuatro años en ser campeón con los de rojo y venía del proyecto cazatalentos de Flavio Briatore, pero no le importó esperar mientras sembraba un ambiente de trabajo extremadamente familiar.
No todos los Campeones siguieron a Enzo
El germano se llevó a parte de su equipo que le brindó el bicampeonato en Benetton y quiso extender la positividad entre sus compañeros que conoció en su anterior escudería en Ferrari. Por otra parte, otras leyendas de este deporte como Alain Prost, Nigel Mansell, Fernando Alonso o Sebastian Vettel han mostrado actitudes totalmente adversas a las de Enzo, Charles, Carlos y Michael.
Uno no puede olvidar como Alain dijo que el Ferrari tenía la velocidad de un camión, como Nigel Mansell entorpeció la lucha del propio Prost contra Senna en 1990, como Fernando Alonso parecía ser el salvador de Ferrari y cómo la prensa española acusaba a Ferrari de no estar a la altura del asturiano y, sobre todo, cómo Sebastian Vettel cometía errores de bulto justificados con declaraciones y lenguaje pestilente.
Por tanto, podemos decir que ser campeón del Mundo con Ferrari no está al alcance de todos ante las diferentes dinastías existentes en Fórmula 1. Pero más complicado es dejar tu huella en Ferrari como leyenda habiendo satisfizo a toda su religión. Charles Leclerc ya lo ha hecho y Carlos sabe que mandamiento toca cumplir: amarás a Enzo sobre todas las cosas.
Fuente de la imagen: @ScuderiaFerrari