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2003, título de mayor valor para Michael Schumacher

Artículo de opinión sobre uno de los campeonatos más trabajados por parte de Michael Schumacher.

El inicio de la temporada 2021 supuso un halo de esperanza para aquellos aficionados que esperaba una alternancia de un mínimo de cuatro equipos que luchasen por la victoria. Además, si se trataba de marcas legendarias como Mercedes, McLaren, Red Bull-Honda y Ferrari, más de un aficionado comenzó a hacer los ojos chiribitas. Al fin y al cabo, la clasificación y la igualdad para poder subir al podio en Imola hicieron deslumbrar la Fórmula 1 que tantas veces se ha deseado.

Cabe recordar la igualdad imperante en una temporada 2012 en la que ganaron seis equipos diferentes y pisaron el podio siete escuderías diversas, entre las cuales, trece de ellos se permitieron el lujo de llegar a pisar el top 3. De este modo, se percibió un subcampeonato de Fernando Alonso relativamente más peleado que sus dos Campeonatos con Renault debido a la existencia de una mayor competencia durante su tercer año en Ferrari.

¿Solamente ganó Michael con el coche?

Por el contrario, mucha gente valoró dicho subcampeonato como un triunfo que puede situarse a la altura de algún Mundial conquistado por Michael Schumacher. ¿Cuántas veces hemos podido escuchar que tenía un coche que se conducía solo? Para empezar, el hecho de culminar la construcción una máquina carente de defectos también supone un pedazo de responsabilidad para el piloto por sus habilidades técnicas al volante y, sobre todo, humanas para aportar el mensaje.

FOTOS: Temporada 2003 de Fórmula 1 - SCUDERIA FANGIO ™ en Taringa!
Wikipedia

En segundo lugar, toda hegemonía llena de títulos también han supuesto tener que enfrentarse a la competencia. Sebastian Vettel lo hizo contra Fernando Alonso, Lewis Hamilton o Jenson Button cuando Red Bull comenzó a gozar de gloria. En la misma medida, Mercedes dio el salto definitivo al hall of fame luchando precisamente ante el propio Sebastian y una Ferrari renacida con el sello de Maurizio Arrivabene. La pregunta es: ¿Michael Schumacher tuvo que sudar ante potenciales competidores?

Insistir, insistir e insistir

El germano, además de haber tenido que tardar cuatro años en percibir una estructura perfectamente definida, le tocó perder en 1997 contra el veloz Williams de Jacques Villeneuve y en 1998 y 1999 contra un Mika Häkkinen que le llevó al límite, hasta el punto de que el germano temió por dejar huérfano de padre a un Mick que apenas llevaba meses en el mundo de los mortales.

Todo cambió en un año 2000 en el que su resiliencia de otorgó las décimas necesarias para conseguir el tricampeonato y devolverle a Ferrari un título que llevaba décadas resistiéndose. A pesar de estar aparentemente en KO por el adelantamiento que le hizo Hakkinen in extremis en Bélgica con Ricardo Zonta de testigo, su machada en Monza junto a la sensibilidad convertida en determinación tras haber batido en victorias a Aryton Senna le llevaron al éxito deseado.

Luchar para batir al rey

A continuación, los candidatos al trono vieron cómo el ciclón alemán se apropiaba de un cuarto y quinto entorchado en 2001 y 2002 respectivamente. Parecía que el coche era demasiado superior o, en su defecto, ostentaba el monopolio de la excelencia competitiva en la Fórmula 1. Nada más lejos de la realidad, la temporada 2003 dio un tremendo vuelco a la situación, sobre todo cuando Michael Schumacher no fue capaz de ganar las tres primeras carreras, incluso llegando a cometer errores en Malasia y Brasil.

Ningún piloto es impoluto de cometer errores, sobre todo en carreras pasadas por mojado. Pero este argumento es tan cierto como los enormes pasos adelante que dieron McLaren-Mercedes con un Kimi Räikkonen ferozmente rápido y consistente, a una dupla Williams-BMW que respiraba una velocidad total a los lomos de Ralf Shumacher y Juan Pablo Montoya y, por supuesto, una Renault y un Fernando Alonso que iniciaban una paralela ascensión hacia la victoria.

La imperfección conforma la belleza

Demasiados contendientes para un trono que debía conseguirse mediante saber estar, resiliencia, inteligencia táctica, velocidad, fortuna y, sobre todo, estar dispuesto a amar la imperfección. Además de los errores de Michael en Malasia y Brasil, también los tuvo en Nürburgring cuando luchaba contra Montoya, siendo salvado por los comisarios del abandono y en Japón cuando se tocó con Takuma Sato en los primeros compases de carrera, tocándole remontar hasta una octava plaza que valió su peso en oro.

Por otro lado, le tocó celebrar terceras, cuartas o quintas posiciones cuando los potentes motores BMW y Mercedes estaban un paso por delante. Pero no le impidió conseguir victorias que valieron su peso en oro como la obtenida en Canadá desde los pit stops, en Austria tras haber tenido problemas en su parada, en España contra Fernando Alonso o en tierras trasalpinas, y una de ellas homenajeando a su madre recientemente fallecida.

Por tanto, quedó demostrado cómo el germano demostró aptitudes para luchar de tú a tú contra nuevas generaciones y vencerles con monoplazas de similares prestaciones. Porque tal y cómo me dijo una amiga, «un piano usado suena mejor que uno nuevo», y Michael tenía un piano que sonaba fuerte, aunque muchos pudiesen pensar que los nuevos instrumentos apuntaban a tener mejores sonidos.

Imagen principal vía: Wikipedia

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